Rafa Benítez da indicaciones desde la banda. Ignacio Gil
El túnel del tiempo

El paso de Rafa Benítez por Mestalla

El Valencia logró tres títulos con el madrileño en un trienio inolvidable y se convirtió en el mejor equipo del mundo. Subirats lo eligió tras descartar a Irureta y a Mané

Paco Lloret

Sábado, 25 de noviembre 2023, 01:48

Con 35 años cumplidos, Rafa Benítez se sentó por primera vez en un banquillo de Mestalla. Se disputaba la segunda jornada de la Liga 95-96 y el Valencia recibía al Real Valladolid. El técnico madrileño se estrenaba en primera división al frente del conjunto ... de Pucela. Los valencianistas se impusieron por la mínima gracias al gol de Gálvez en el minuto 58. Poco después, el conjunto visitante se quedó en inferioridad numérica. El público no se fue a casa muy contento el día en que Luis Aragonés hacía su debut oficial como entrenador valencianista en Mestalla.

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Cuando ambos equipos volvieron a cruzarse en la segunda vuelta, el Valencia completó una actuación extraordinaria saldada con un resultado escandaloso: 2-5, con triplete de Gálvez y doblete de Fernando Gómez. Después del encuentro, Benítez fue destituido. Su regreso a Mestalla se produjo tres temporadas después, en la 98-99, esta vez al frente del Extremadura. El gran Valencia comandado por Claudio Ranieri, que se proclamó campeón de Copa y se clasificó por primera vez para la Champions, no pudo doblegar al conjunto de Almendralejo que arrancó un meritorio empate a uno. Aquella tarde, el rumano Serban evitó la derrota con su gol, el único que logró como valencianista. En la primera vuelta, el Valencia había caído en su visita al club extremeño por 1-0.

Rafa Benítez ya no volvió a cruzarse con el conjunto que iba a ser su gran trampolín al estrellato. Agotado el ciclo de 2 campañas de Héctor Cúper, se buscaba el relevo para dirigir a un Valencia que venía de disputar las dos últimas finales de la Liga de Campeones. Javier Subirats puso el nombre de Rafa Benítez encima de la mesa de un consejo de administración que presidía Pedro Cortés poco antes de dimitir. No eran momentos fáciles. La derrota por penaltis en la final de San Siro frente al Bayern, y la posterior marcha de Gaizka Mendieta, el gran símbolo de aquella imponente escuadra que asombró en Europa, contribuyeron a crear un ambiente de crisis en el entorno. Jaume Ortí se hizo cargo de la presidencia.

El Valencia había tanteado a otros entrenadores que declinaron la oferta. Desde Irureta, que había hecho campeón de Liga al Deportivo en 2000, hasta Mané, que había llevado al Alavés a la final de la Copa de la UEFA contra el Liverpool ese mismo año, ninguno de los sondeados quiso entrar en negociaciones. No fue el caso de Rafa Benítez. El técnico madrileño había logrado un enorme éxito: el ascenso a primera con el Tenerife en una dura lucha con el Atlético de Madrid, Betis y Sevilla. En las filas canarias destacaban Mista y Curro Torres. Ambos le acompañaron aquel verano de 2001 hasta las orillas del Turia.

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La elección de Benítez sorprendió en el ambiente. No era un entrenador consagrado, su perfil respondía al de un aspirante con escaso bagaje en la élite, en un claro contraste con el de sus antecesores. Benítez exhibió una enorme confianza en las posibilidades del Valencia desde el primer día. No se arredró por las contrariedades. La plantilla mantenía una estructura de altísimo nivel pese a las fugas de jugadores como 'Piojo' López, Gerard o Farinós sucedidas el año anterior, a los que se sumaría Gaizka Mendieta. A cambio, al Valencia habían llegado futbolistas de la talla de Baraja, Carew, Ayala, Vicente, Marchena o Aimar para compensar esas salidas.

El Valencia vivió a partir de entonces un trienio inolvidable, jalonado con sendos títulos ligueros, ambos conquistados sin necesidad de aguardar al último partido gracias a triunfos incontestables en campos andaluces por idéntico marcador: 0-2. En La Rosaleda en 2002, y en el Sánchez Pizjuán dos años después. El valencianismo se sacó la espina de los títulos perdidos, entonó el alirón y vibró con un equipo que desplegó una extraordinaria capacidad competitiva. En el ejercicio 2003-04 logró el doblete al conquistar la Copa de la UEFA. Aquel triunfo en Gotemburgo puso el punto final a una feliz historia. Despedida amarga y desencanto en el ambiente. Benítez se fue a Anfield y el Valencia acusó el golpe. Se quedó fuera de Europa en el siguiente ejercicio.

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La 'bestia negra' de aquel Valencia fue el Inter de Milán, entrenado por Cúper. En la Copa de la UEFA y en la Liga de Campeones, en años sucesivos, el conjunto italiano eliminó de forma inmerecida a los de Mestalla. La suerte sonrió a los interistas. Tampoco le fue bien en la Copa del Rey al conjunto de Benítez. Sin embargo, en el cómputo global, aquel Valencia será siempre recordado como uno de los mejores de toda la historia.

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