La 'Araña infernal' y los silbatos protagonizan un disparo de lo más original
Herrerín, durante un entrenamiento con el Valencia en Paterna. vcf

La peculiar historia de Iago Herrerín

El Valencia decide si ficha a un meta de 34 años que se fue hastiado del Athletic|«No quiero llevarme un dinero del club que no me merezco», llegó a decir cuando decidió irse al Leganés, tras sufrir insultos en San Mamés

Martes, 13 de septiembre 2022

«Necesito marcharme porque no soy feliz». Pocos futbolistas con las particulares condiciones que reunía hace cinco años Iago Herrerín son capaces de recoger sus ... cosas y cerrar la taquilla de Lezama, estar dispuesto incluso a perdonar un año de contrato («no quiero llevarme un dinero del club que no me merezco») y reconocer públicamente que se marcha –al Leganés– harto de cómo le estaban tratando algunos de sus propios aficionados. Para él, San Mamés se estaba convirtiendo en un infierno y en Leganés no sólo encontró la paz sino que fue titular indiscutible. «Los insultos y las amenazas están a la orden del día. Es difícil cuando la gente de tu propia ciudad y tu afición te mata, te insulta y te menosprecia», llegó a explicar admitiendo que tuvo que recurrir incluso a la ayuda de un sicólogo para gestionar ese trance tan incómodo para cualquier profesional.

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Ese futbolista está hoy en día, a sus 34 años –cumple 35 en enero–, pasando un examen extraño tratándose de un club de élite. Pocas veces, una entidad de la talla del Valencia somete a una prueba durante siete días a un futbolista para ver si lo incorpora o no a la disciplina del primer equipo. Eso suele pasar en equipos de regional y en categorías inferiores, pero no es una práctica habitual en la élite.

Hoy se opera del cruzado precisamente Jaume Doménech y Herrerín, justo en la semana en la que Cavani centra toda la atención porque puede ser la novedad en la convocatoria para este sábado, está a mitad de su particular periodo de prueba. Lo normal es que supere el aprobado. Si finalmente el Valencia decidiera prescindir de sus servicios, la decisión dejaría seriamente tocado a un jugador que viene de participar en una liga menor (Arabia Saudí), que busca trabajo y del que en Bilbao no dudan en destacar su carácter amable con todo quien le rodea: vestuario, medios de comunicación, rivales, aficionados, etc.

Ser portero en el Athletic –siempre con Iribar en la mente de todos– es un hándicap importante. Más aún cuando tiene que competir con gente como Iraizoz, Kepa y Unai Simón, por ejemplo. A Herrerín le tocó un periodo difícil como rojiblanco y nunca acabó de convencer del todo. Estuvo, como ahora, siempre bajo un examen constante. Sus 187 centímetros quedan en nada con los 197 de Mamardashvili (Cristian Rivero es un centímetro más alto que el vasco), pero en el Valencia se ha creído oportuno cubrir la baja de Jaume aunque eso pueda ir en perjuicio lógicamente del guardameta de Gandia, a quien el camino en la élite se le sigue resistiendo a pesar de sus 24 años. El único pero que puede tener a priori Iago Herrerín es la báscula. Su físico da pie a pensar que está con sobrepeso, algo que centró las críticas de esos aficionados que no lo aceptaban para la portería del Athletic, una demarcación que en San Mamés tiene un aura especial. Herrerín subirá la media de la plantilla del Valencia y con Mamardashvili en plan estrella, sólo le quedará la Copa como alternativa.

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