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Peter Lim junto a su mujer, Cherie. Un poco más abajo, Layhoon. EFE

Meriton no quiere al Valencia

El club tenía nueve millones para fichajes pero decidió no fortalecer un equipo que vuelve a apuntar a Segunda. Lim llegó a descartar incorporaciones por cifras irrisorias

Martes, 5 de septiembre 2023, 01:09

Si alguien tenía alguna duda, el mercado de fichajes las ha finiquitado. Meriton no quiere al Valencia. Le da igual el Valencia. Se ha convertido en un problema para el máximo accionista y ha decidido desatenderlo. No son palabras, son hechos. El club tenía ... margen en el fair play financiero de unos nueve millones de euros y Peter Lim se negó a destinarlos para completar un equipo más competitivo, una plantilla más compensada que no tenga que coquetear con el descenso. El empresario ninguneó, además, a uno de sus principales activos. Baraja debería ser escuchado siempre. Para eso se le eligió, no sólo para acallar las críticas en su día por tratarse de un mito del valencianismo. Pero, vamos, ni ha sido recibido en audiencia por el jefe supremo. El técnico planteó sus necesidades a la dirección deportiva y su petición se quedó en el escalón intermedio. Tras el partido en Vitoria, aunque intentó aguantarse, no pudo.

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Realizó un ejercicio de contención que, si la vida sigue igual (como cantó Julio Iglesias), no podrá soportar. Tardará más (Marcelino o Gattuso) o menos (Javi Gracia). El vallisoletano habló en la sala de prensa de una plantilla corta y reclamó al club que dé las explicaciones. Layhoon dijo en su día que ella era Peter Lim. Pues que haga de ventrílocua y verbalice qué le pasó por la cabeza al singapurense para permitir que se debilite todavía más el equipo.

Si la plantilla estaba descosida, en esta ocasión está despedazada. Falta un central, se antoja necesario un mediocentro defensivo, en banda se necesita alguien más y arriba el técnico reclamaba más poderío. La presidenta, antes de tomar el vuelo hacia Vitoria, con el mercado de fichajes aún sin cerrarse, sólo acertó a decir: «Ya lo explicaremos». Está tardando. Y ampliar su exposición a las funciones de cada uno, cómo se dirige el histórico Valencia. Porque los ejecutivos locales quedan cada día retratados. Ni autonomía ni nada que se le parezca. Y sólo faltaba escuchar a Javier Solís, director corporativo del club y portavoz, justificando el ninguneo al Valencia con una supuesta «sostenibilidad». ¡Pero si te acabas de gastar cinco millones de euros en un central más que limitado! Es todo una incongruencia. La mitad de los diez millones invertidos se van a un chaval que ni el propio Baraja concedió un papel preponderante la pasada campaña. Centrales de veintipocos años ya los tienes en la Academia (aunque un campeón del mundo sub-20, como Facu, se regaló a la Juventus), lo que hacía falta -y por el dinero pagado por Cenk te encuentras cientos- es un defensa veterano y con recursos. Pues no, cinco millones por el turco y otros tantos por Pepelu, aunque en este caso hay que reconocerles el acierto. Pero ya está, luego hubo que completar la plantilla y se recurrió a los cedidos, como siempre. Primero Amallah y luego Yaremchuk, toda una incógnita. Pero, claro, para evitar estas situaciones hay que tenerlo todo bien planificado en la dirección deportiva y no vivir a base de improvisaciones. Otros clubes, con menos dinero invertido, han confeccionado plantillas destacadas. Hay que estar en el mercado, hablar con jugadores y agentes, tener opciones, y así luego poder equivocarse lo menos posible. Es la obra de Miguel Ángel Corona, ascendido de tapadillo a director deportivo pese a crear una plantilla que casi lleva al pozo al club.

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El problema para el valenciamismo es que jamás sabremos qué piensa Peter Lim. Layhoon justificará todo en esa comparecencia que sigue sin fecha, volverá a hablar de su amor al Valencia y de que su jefe está comprometido, justificándolo en que sigue poniendo dinero. Pero no dirá que lo hace única y exclusivamente para no tener problemas con las hipotecas de los bancos o con los auditores. Porque el empresario sólo tiene en su mente el plan económico dictado, ni le preocupa lo más mínimo que el Valencia tenga una plantilla acorde a la entidad del club, a su historia, a su palmarés, a su afición. Y para adoptar esta actitud le ha ayudado el clima de crispación contra él. No entiende que a alguien tan poderoso, de los líderes de la lista Forbes, le ataquen desde Valencia. Ante esto opta por el desdén que finalmente paga el equipo que debe defender el escudo. Ese que en Sevilla se jugó la vida la campaña pasada mientras la familia Lim prefería disfrutar de Cristiano Ronaldo. Ni un represente del máximo accionista presente para respaldar a su club. Que no estuviera Peter Lim no sorprende, pero sí que su heredero no apareciera. Porque en la última junta general de accionistas, celebrada el pasado diciembre, escenificó un interés que se ha demostrado que fue impostado. «Ahora que estoy en el consejo, haremos un mayor esfuerzo para conectarnos y demostrarle a la afición que le estamos escuchando con respeto a la cultura profunda y rica de este club, así como las tradiciones que han estado aquí mucho tiempo. Espero estar en contacto cuando esté aquí con los grupos de aficionados que hay en torno al club para ampliar mi perspectiva y aprender escuchando a las peñas. Como club, siempre queremos jugar en Europa. Hay que encontrar un equilibrio muy delicado entre las necesidades deportivas y económicas. Encontrar ese equilibrio no es fácil pero somos un gran club y queremos jugar en Europa de manera constante», dijo hace nueve meses. Ni ha vuelto ni ha propiciado que haya un equipo que pueda volver a competiciones continentales ni nada de nada. Ni él ni su padre ni nadie de Meriton quieren al Valencia.

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