Batalla campal en Mestalla entre ultras del Valencia y Barcelona

Como una manada irrumpió un grupo de cien ultras del Barcelona por la Avenida de Suecia. El reloj marcaba el mediodía, aproximadamente, cuando los viandantes vieron a los radicales enfurecidos marchar directos hacia el grupo de ultras del Valencia. Unos cien Boixos Nois se habían citado con los radicales del club de Mestalla para mantener una dura reyerta tan sólo cuatro horas antes del partido. En la avenida de Suecia -hasta Micer Mascó- empezó en ese momento y con total impunidad una batalla con golpes, lanzamiento de bengalas, palos y otros objetos. Fue en ese momento cuando los efectivos policiales presentes empezaron a actuar contundentemente para frenar la pelea. Los ultras la habían vuelto a liar en la antesala de un Valencia-Barcelona, uno de los mejores partidos que se pueden ver en la Liga española.

La policía logró dar por finalizada la reyerta después de que se lanzaran bengalas, botellas, sillas y mesas de los restaurantes a los que no les dio tiempo de recoger sus terrazas. «Cerramos la puerta, bajamos la persiana y vimos cómo se dirigían hacia adelante», explicaba a este periódico un trabajador de un local de la zona. Otros restaurantes no lograron salvar el mobiliario antes de que los ultras arrasaran con todo a su paso. Una lamentable imagen, muy dura, y decenas de objetos rotos por el suelo antes de que el gran grueso de valencianistas (Mestalla registró una entrada superior a los 45.000 espectadores) llegara a las inmediaciones del estadio del Valencia.El centenar de Boixos Nois fueron llevados a una distancia prudencial y allí identificaron a unos sesenta radicales. Al cierre de esta edición había un detenido por una reclamación judicial previa. La batalla, en cualquier caso, ya había ensuciado la previa del encuentro. Justo antes del mismo y mientras los distintos organismos recababan datos e información de la pelea ultra, ambos clubes condenaron los incidentes. «Siempre hemos condenado este tipo de actitudes de intolerancia. La postura del club siempre ha sido la misma desde hace mucho tiempo. La grada de animación se amplía sobre esas bases. No hay nadie vinculado al Valencia en los incidentes y si los hay actuaríamos con contundencia», aseguró Román Bellver, director de Estrategias de Comunicación del Valencia.

Al mismo tiempo, el club había lanzado un comunicado recalcando «el compromiso» de la entidad con el fin de la violencia: «Mantenemos la tolerancia cero hacia toda forma de violencia ligada al fútbol y con la erradicación y expulsión de la misma del Camp de Mestalla y de una Grada Joven de Animación en la que continúa realizando un proceso de regeneración». Javier Tebas, presidente de LaLiga, admitió que con la batalla «se había dado un paso atrás en el trabajo comenzado hace años con estos violentos».

Alrededor de las 14 horas, la normalidad se impuso en las inmediaciones de Mestalla. Ya había más efectivos policiales y los furgones ocupaban sus puestos en la Plaza de la Afición y la parte opuesta a la Avenida de Suecia. Las vallas regresaron a su lugar a la espera de que el autobús con el cuerpo técnico y los futbolistas llegara al estadio. La lamentable batalla dejó un detenido, sesenta identificados y ni rastro dentro de Mestalla, donde el comportamiento de los aficionados de ambos equipos fue intachable.