Los partidos de desempate estuvieron vigentes hasta los años sesenta. Tanto en la Copa como en competiciones europeas, en caso de empate en el resultado global de la eliminatoria, el vencedor se decidía con un tercer encuentro, celebrado en campo neutral en la mayoría de ... ocasiones. Posteriormente, se adoptó la decisión de recurrir a los lanzamientos de penalti para resolver los empates. Esta fórmula se introdujo en los años setenta con la finalidad de solventar los partidos por la vía rápida, y al mismo tiempo evitar la sobrecarga del calendario.
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Aunque parezca increíble, se llegaron a decidir partidos de enorme trascendencia con un sorteo. Por ejemplo, la selección española quedó apeada del Mundial de Suiza en 1954 por este sistema tras empatar a uno con Turquía en el estadio Olímpico de Roma en el partido de desempate. Un niño de 14 años, Luigi Franco Gemma, con los ojos vendados, sacó la papeleta con el nombre del vencedor: Turquía. A pesar de haber ganado en Madrid por 4-1, la derrota en Estambul por 1-0 obligaba a un tercer encuentro. Por entonces, la diferencia de goles no se tenía en cuenta, tan sólo se valoraba el resultado. La evolución del fútbol obligó a modificar este criterio y a adoptar otras soluciones como la de conceder el valor doble a los goles marcados en desplazamientos, medida que ha sido recientemente abolida.
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La última vez que el Valencia disputó un encuentro de desempate en la Copa fue en las semifinales de la temporada 62-63. El partido de ida jugado en Mestalla ante el Barça acabó con empate a dos. Todos los tantos llegaron en la primera mitad. Nando Yosu y Guillot marcaron por parte valencianista. Zaldúa hizo los dos goles para los catalanes, que siempre tuvieron ventaja en el marcador. Cuatro días después de ese partido, el Valencia vencía en el primer asalto de la final de la Copa de Ferias al imponerse 1-2 al Dynamo de Zagreb en el feudo croata. Los goles llevaron la firma de Waldo y Urtiaga.
Aquel mes de junio de 1963 tuvo un calendario vertiginoso. Desde la antigua Yugoslavia, el equipo valencianista, con la moral por las nubes, viajó hasta Barcelona para afrontar el partido de vuelta de la Copa. El once dirigido por Alejandro Scopelli estuvo a un paso de dar la campanada gracias al gol de Héctor Núñez, logrado a los diez minutos del segundo tiempo. El Barça salvó los muebles en los compases finales. No hubo prórroga. El partido de desempate estaba servido. Se decidió jugar en el Santiago Bernabéu, tres días después, el martes 18. La asistencia de aficionados que acudió a la cita fue enorme, se rozó el lleno, con seguidores de ambos equipos y público local, atraído por el excelente cartel del partido. Una final adelantada.
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Sólo hubo un gol y fue, involuntariamente, logrado por Roberto en propia puerta al intentar desviar un remate cuando faltaban dos minutos para el descanso. Exprimido por el esfuerzo físico después de jugar 4 partidos en 10 días, el Valencia no pudo superar a su rival aunque cayó con la cabeza bien alta. Al menos, una semana después, certificó su conquista de la Copa de Ferias al vencer, de nuevo, ante el Dinamo de Zagreb en Mestalla por 2-0, con goles de Mañó y Héctor Núñez.
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En este torneo continental también disputó varios partidos de desempate. El primero de ellos tuvo lugar en esa misma temporada, ante los escoceses de Dumferline, que perdieron en Valencia por 4-0. Cuando todo parecía sentenciado, sobre un campo helado saltó la sorpresa y los británicos se impusieron por 6-2 en su feudo. En el estadio Nacional de Lisboa se celebró el partido de desempate resuelto por la mínima gracias al gol de Manolo Mestre.
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El último partido de desempate jugado por el Valencia tuvo lugar en esta misma competición, en el ejercicio 65-66, ante otro conjunto de Escocia: el Hibernian de Edimburgo. El cruce correspondía a la primera ronda y en su feudo, los británicos se impusieron por 2-0. La expectación se desbordó en Mestalla el 12 de octubre de 1965, día festivo, con horario vespertino y un llenazo de época en las gradas. Los goles de Waldo y de Sánchez Lage, de penalti, obligaron a un tercer partido que se volvió a disputar en Mestalla tres semanas después. La elección del escenario consecuencia del sorteo llevado a cabo nada más finalizar el segundo partido. En esta ocasión, no hubo margen para la sorpresa. Los valencianistas vencieron con autoridad por 3-0. Juan Muñoz, por dos veces, y Guillot fueron los goleadores.
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