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Pepe Cerveró, la regularidad por bandera

el túnel del tiempo ·

Temporada 73-74. Forjado en el Mestalla de Manolo Mestre que subió a Segunda en 1971, su etapa de nueve años en el Valencia arrancó el día de Reyes en Málaga

PACO LLORET

Sábado, 7 de enero 2023, 01:41

Los reyes magos le dejaron el mejor regalo posible a Pepe Cerveró el 6 de enero de 1974. En aquella lejana tarde de domingo se produjo su debut Oficial con el Valencia. El partido tuvo lugar en La Rosaleda y acabó con triunfo local por ... 1-0. Cerveró fue titular aunque no completó los 90 minutos al ser sustituido por Lico a falta de un cuarto de hora para el final. Con 24 años, su estreno se produjo más tarde de lo habitual. Se trataba de un futbolista sobradamente fogueado. En aquella jornada que cerraba la primera vuelta de la campaña 73-74 debutaba quién iba a convertirse en un fijo en las alineaciones con el paso de los años.

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Forjado en el Mestalla bajo la tutela de Manolo Mestre, vivió el ascenso a Segunda división en el glorioso ejercicio 70-71 coincidiendo con la conquista valencianista de la Liga. El defensa de Real dio el salto al primer equipo tras el descenso del filial a tercera en 1973. En la plantilla ocupaban la demarcación de lateral Sol y Arango por la derecha mientras que Antón y Vidagany lo hacían por la izquierda. En principio, Cerveró estaba llamado a ocupar el costado zurdo, pero su condición de ambidiestro le permitió también actuar en más de una ocasión en la banda derecha. El día de su bautismo de fuego en Málaga compartió línea con Sol, que actuó en el eje de la zaga junto a Aníbal, y Vidagany. El único gol del encuentro llegó antes del minuto diez. Los valencianistas dispusieron de alguna clara ocasión en la segunda mitad, pero no fueron capaces de batir la portería del internacional Deusto. Una de las curiosidades de aquel duelo es que el árbitro señaló la conclusión con varios minutos de adelanto

Aquel Valencia, que había sido líder durante seis jornadas consecutivas y que disponía de un plantel extraordinario, atravesaba por una inesperada crisis de resultados. Descolgado de los primeros puestos de la tabla, acumulaba cinco derrotas en los últimos cinco encuentros. Una semana después de caer en Málaga se quebró la mala racha gracias a un triunfo en Oviedo. Cerveró volvió a ser titular en el Carlos Tartiere y se mantuvo en el once en el resto de encuentros hasta la conclusión del campeonato. Llegar y besar el santo. Di Stéfano le otorgó la máxima confianza. Incluso se estrenó como goleador al marcar ante el Elche en Mestalla. Ese fue el primero de los 2 goles que marcó como valencianista. Su proverbial regularidad se confirmó en los siguientes ejercicios. En su segunda campaña, la 74-75, disputó todos los encuentros, tan sólo fue relevado en una ocasión y, junto a Tirapu, fue el futbolista que más minutos sumó entre Liga y Copa. Su irrupción coincidió con la salida progresiva de la plantilla de sus competidores en la banda izquierda. Sucesivamente fueron causando baja Vidagany, Arango y Antón. Así que Cerveró, representante de un relevo generacional, se hizo imprescindible.

Su estilo de juego se fundamentaba en dos premisas: eficacia y sencillez. No se complicaba la vida ni se atrevía a protagonizar acciones arriesgadas. Cerveró garantizaba un rendimiento sin altibajos, no era brillante pero tampoco desentonaba. Por añadidura, era rápido, difícil de desbordar, gozaba de una notable cintura para rehacerse y se anticipaba con frecuencia a los delanteros rivales. Marcador pegajoso, actuaba de forma implacable en la vigilancia pero nunca degeneró en un jugador leñero. Los entrenadores supieron sacar provecho de sus virtudes, de ahí la longevidad de su etapa valencianista que se prolongó durante nueve años hasta el ejercicio 81-82.

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Cerveró fue titular en la zaga que se alineó en la final de la Copa del Rey de 1979 ante el Real Madrid junto a Carrete, Botubot y Arias. Ese día cuajó una formidable actuación. Aunque aparecieron competidores para disputarle la titularidad como Palmer y con anterioridad Rafa Domingo, resultaba muy difícil apartarle del once. Con la espectacular irrupción de Tendillo en la campaña 79-80 como defensa central junto a Ricardo Arias, se produjo un cambio en la retaguardia al desplazarse Botubot a la banda izquierda mientras que Carrete se mantenía en el otro carril. Lejos de amilanarse, Cerveró apareció con frecuencia las alineaciones como alternativa a cualquiera de los dos y lució el brazalete de capitán. En la final de Heysel ante el Arsenal ocupó plaza en el banquillo, pero meses después, en la Supercopa ante el Nottingham Forest, fue titular en la banda derecha tanto en la ida como en la vuelta.

Probablemente, ese fue su último gran hito porque en esa campaña, la 80-81, se vio relegado a un papel más secundario. En la antepenúltima jornada de la siguiente temporada disputó su último encuentro como valencianista, sucedió ante el Atlético de Madrid en el Vicente Calderón con derrota por 2-1 en un partido condicionado por una huelga de futbolistas que no fue secundada por la mayoría de los profesionales. Cerveró abandonó la elite del fútbol con discreción y sobriedad, rasgos que le acompañaron a lo largo de su meritoria carrera.

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