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Leandro realiza su polémica celebración en la temporada 96-97. LP
El perrito de Leandro
EL TÚNEL DEL TIEMPO

El perrito de Leandro

La celebración del brasileño en el 1-4 del Valencia frente al Atlético en la temporada 96-97 desató las iras de los futbolistas rivales y de la grada del Manzanares

PACO LLORET

Sábado, 23 de enero 2021, 01:03

Por inesperada y sorprendente, aquella imagen ha quedado grabada para la posteridad. Una ocurrencia que desató la ira en una grada que no estaba para celebraciones tan desafiantes. El gol marcado por Leandro, el cuarto del Valencia cuando apenas quedaba un minuto para la conclusión, encendió la mecha de la indignación. El tanto se materializó en la portería del Vicente Calderón tras la que se ubicaba el «Frente Atlético». Después del número del perrito se desencadenó la tormenta: lanzamiento de objetos por parte de los aficionados, empujones y malos modos sobre el césped entre los jugadores.

El Valencia cerraba de esa forma el partido, probablemente la mejor actuación en la etapa de Jorge Valdano como entrenador. El delantero brasileño se disculpó en frío y le quitó hierro al asunto. Leandro, un delantero brasileño adquirido en el mercado de invierno de la campaña 96-97, simuló ser un perro que levantaba una pata para orinar, primero la izquierda, a renglón seguido, la derecha. Un despropósito innecesario. Sus propios compañeros asumieron la inconveniencia de la escena y lo rodearon para evitar males mayores cuando algunos contrarios se acercaron enfurecidos y con malas intenciones. En aquella soleada tarde de un sábado de mediados de marzo, Leandro contribuyó al festival valencianista después de sustituir a Gálvez en el ecuador de la segunda parte.

El Valencia se había exhibido en la primera mitad. Un juego extraordinario acompañado de tres goles. “Burrito” Ortega inauguró el marcador muy pronto, apenas transcurridos ocho minutos. El segundo llevó la firma de Eskurza poco antes de la media hora y, por último, José Ignacio batió a Molina y logró el tercero mientras cundía el desánimo entre la parroquia colchonera. Todo parecía sentenciado. La única contrariedad para los valencianistas fue la lesión de Farinós, reemplazado por el ruso Valery Karpin.

En la reanudación, los locales salieron al abordaje con la esperanza de protagonizar una gesta. El gol madrugador de Caminero les dio esperanzas. El recuerdo de una vibrante remontada contra el Barça en la campaña 93-94 en el mismo escenario, que benefició indirectamente al Valencia que se puso líder gracias a la victoria rojiblanca por 4-3, después de ir 0-3 al descanso, avalaba la posibilidad de protagonizar una proeza parecida. Sin embargo, el equipo de Valdano capeó el chaparrón con entereza, no se descompuso y aunque pasó por algunos momentos de agobio, incluso pudo haber aumentado la ventaja. Un remate de Poyatos se fue a la madera.

El Atlético llegaba noqueado a la cita, su estado anímico andaba por los suelos por culpa de una derrota sufrida en la Copa tres días antes en el Camp Nou. Al descanso vencía por 0-3, triplete de Pantic, y al final perdió el partido y la eliminatoria al caer por 5-4, gracias a otro triplete, este de Ronaldo, y a un gol de Pizzi en los últimos compases. Un mazazo demoledor para la escuadra de Antic. Por el contrario, el Valencia venía crecido después de golear en casa al Sevilla por 4-2, partido en el que debutó de forma triunfal Ortega, pero mermado por notables ausencias como las de los lesionados “Piojo” López y Gabi Moya, así como los sancionados Engonga y “Patxi” Ferreira.

A pesar de las bajas, el Valencia desplegó una actuación soberbia. Después de aquel impactante triunfo por 1-4 en la ribera del Manzanares, se disparó la confianza en obrar la remontada contra el Schalke 04 en los cuartos de final de la Copa de la UEFA, partido programado para tres días después, y que coincidía con la “Nit del Foc”. Sin embargo, no se pudo superar a los alemanes, futuros campeones del torneo continental que traían una renta de dos goles. El Atlético, por su parte, siguió con su vía crucis particular y quedó eliminado de la Champions, cuatro días después de ser goleado por el Valencia, al caer en su feudo con el Ajax de Amsterdam en la prórroga.

La acción estrambótica de Leandro eclipsó su corta etapa en Mestalla, sin duda es lo que más se recuerda de aquel jugador procedente del Internacional de Porto Alegre. Se trataba de un delantero eficaz, no muy llamativo pero que resolvía con oficio y tenía unos índices goleadores aceptables. Su productividad realizadora fue notable: 8 goles en Liga en 23 actuaciones, de las cuales fue titular en 16. No tuvo más oportunidades porque cuando acabó la temporada se fue al Sporting lisboeta.

Aquel encuentro representó la tercera victoria liguera consecutiva del Valencia en el feudo colchonero. Todas ellas saldadas con marcadores abultados. El ciclo arrancó con el debut de Parreira en el ejercicio 94-95. Un triunfo resonante por 2-4 y tres goles de Mijatovic. En la siguiente campaña, otra actuación estelar de la escuadra dirigida por Luis Aragonés. Victoria por 2-3 y, de nuevo, el montenegrino resultó determinante. Por añadidura, el 1-4 de la 96-97, marcó un precedente televisivo, por primera vez se televisó un partido del Valencia en la modalidad de pago por visión. Una realidad incipiente y novedosa. La empresa Audiovisual Sport arrancaba su andadura y explotaba un sistema que el día de su debut le trajo suerte a la entidad valencianista.

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