Una pesadilla que por suerte, sólo duró un año

Los de la capital del Turia ganaron 19 partidos de 34 encuentros disputados. El último fue un partido contra el Elche en el cual derrotaron de forma tajante a los ilicitanos con cinco goles a uno. Tras ese encuentro, la plantilla valenciana y su afición celebraron por todo lo alto el ascenso a Primera División y por supuesto el título de campeón. Esta celebración se extendió por todo el territorio valenciano, donde tuvieron lugar varios actos en instituciones de la Comunitat. La afición estaba eufórica tras este logro tan significativo para el club y se sentía en cada rincón.

El descenso del equipo en la temporada anterior, fue causada por muchos factores, especialmente económicos. La ruina se apoderó del Valencia, las deudas y los problemas no paraban de crecer y para más inri, debido a la crisis del club, no se podían permitir fichajes buenos. El equipo fue arrastrado a las profundidades por culpa de la mala gestión. No obstante, esta situación, por suerte, sólo se alargó durante un año. Un año que sirvió para aprender lecciones, mejorar y luchar por volver a donde pertenecían, Primera División.

Aquella noche de mayo de 1987, era el encuentro entre el Valencia y el Recreativo de Huelva y se notaba que llegaba el verano debido al calor y los ánimos eran inmensos. El sonido de los petardos y de las tracas hacían retumbar las paredes del Luis Casanova. No se encajó ningún tanto durante la primera parte a pesar de que el Valencia no paraba de atacar. Por tanto, la tensión se iba acumulando cada vez más. En la segunda parte del encuentro, los blanquinegros seguían con la misma dinámica de ataque, buscando siempre el fondo de la red para lograr esa victoria tan ansiada.

Finalmente, Emilio Fenoll con asistencia de Quique Flores, marcó el primero de los dos goles de la noche. Los andaluces pasaron al contraataque tras aquel gol, pero aquello no frenó a los del Mestalla para marcar el segundo tanto, obra de Quique Flores. Este gol corroboraba la gloria valenciana en aquella noche mágica que cambió para siempre el transcurso del equipo. El Valencia, volvía a casa, volvía a Primera División.