El pique de los Engonga por el derbi

Cuentan que en sus cenas de Navidad poco o nada se hablaba de fútbol. Para eso ya tenían el resto del año. Ellos son dos de los Engonga Maté: Vicente (Barcelona, 1965) y Julio (Torrelavega, 1967). Sus hermanos, Rafael y Óscar también recibieron de su padre, Vicente Engonga Nguema (1937-2014) su amor por el fútbol, de los cuatro sólo Vicente entiende qué es vestir la camiseta del Valencia y Julio, la del Levante. Y pese a que ha pasado mucho tiempo de aquello, a ninguno de los dos se les olvida.

Si alguien escucha hablar a Julio del club granota nunca pensaría que sólo jugó una temporada allí, la 94-95. De sus palabras se desprende una pasión azulgrana quizás derivada de la sensación de haber dejado cosas pendientes en aquel barrio de Orriols. «Siempre me arrepentiré de haberme ido del Levante». El motivo de su marcha, lo explica: «Me dijo Juande Ramos que no iba a contar conmigo y yo quería jugar a fútbol, me costó discusiones con mi mujer convencerle de que nos fuésemos de la ciudad, nos marchamos y a los dos meses, echaron a Juande». Cosas del destino o no Manolo Preciado fue el que le catapultó hacia el fútbol profesional y el que llevó hasta el Ciutat de València: «Tenía muchas ofertas , en una cena me miró a los ojos y me dijo que me fuese al Levante».

Nunca olvidará la mirada de Preciado. Ni tampoco sus consejos. Era una persona «única» en el fútbol. «No es un mundo en el que haya malas personas en general, pero así sinceras, con esa entrega, ese carácter y sin segundas intenciones, sólo por tu felicidad, no te encuentras a muchas». Presume Julio de «picar» a su hermano. Ahora más que antes: «Soy una persona a la que le gusta mucho pinchar a los demás y ahora con el Levante me aprovecho... en las malas, pues apago el móvil», afirma sonriendo. Vive con intensidad el actual Levante: «Tienen que disfrutarlo, juegan a fútbol de una manera espectacular, conozco a Paco y siempre sigues a excompañeros te sientes feliz de que les vaya bien». Ambos coinciden en que todo se acaba:«Está claro que no va a estar toda la vida en el Levante pero menos mal que el club le apoyó cuando no todo iba bien».

Recuerda la primera vez que volvió a Valencia después de mucho tiempo: «Fui a Orriols esperándome un campo entre naranjos y me topé con un estadio en plena ciudad, un centro comercial al lado y una afición numerosísima». Ahora aprovecha para hacerlo en Fallas (en la era prepandemia). Le gustaría haber jugado un derbi con la emoción de los actuales: «Eso significaría que soy todavía joven», bromea.

Más allá de Morales, ve a «Rochina» como un futbolista diferencial. Su apuesta para el viernes, la tiene clara:«3-1». Su hermano Vicente, retruca: «¿Él dice que marcan tres? Pues nosotros seis». Preocupado por la situación actual del Valencia: «Desde la marcha de Marcelino y Alemany, el rumbo del club es preocupante», y teniendo en cuenta la buena temporada del Levante, el que fuese jugador blanquinegro (él asegura que nunca se es «exfutbolista») afirma que no hay favoritos para el viernes: «Ese es un partido totalmente diferente a todos los demás. Ahí estás tú y el derbi con todo lo que eso significa». Del actual Valencia se queda con Gayà y con la «calidad de Carlos Soler»: «Es un futbolista que a veces cuando veo un partido pienso que debería estar en un equipo más 'grande'».

El excentrocampista presume paradójicamente de «haber llegado siempre tarde a todo». Debutó «mayor» y la llamada de la selección le llegó con 32 años y pico. Lo que sucedió en el momento exacto fue el centenario del Valencia y el inolvidable partido de leyendas. «Fue increíble, había más gente en Mestalla que en muchos campos de Primera y lo piensas y justo un año después los estadios se iban a quedar vacíos por la pandemia». Ese día le llegó el cariño de una afición que lo disfrutó desde la temporada 94 a la 97. Y él, como su hermano, se quedan con el respaldo infinito de la gente. Ninguno de los dos se desvinculó del fútbol al colgar las botas. Julio acumula casi una década en la Federación Cántabra y Vicente, además de su trabajo en la RFEF, respalda la candidatura de Toquero por la AFE en defensa de los jugadores en ambos casos para hacer crecer también al fútbol desde los despachos.