Bonhof, un futbolista total, en El Molinón en la temporada 78-79. BERNAT NAVARRO PORTER

Primavera del 76, suspiros por Bonhof

El túnel del tiempo ·

El rechazo del alemán a fichar por el Valencia favoreció la llegada de Kempes y por fin en el 78 los caminos se unieron dos años

paco lloret

Viernes, 21 de mayo 2021

El valencianismo anhelaba su fichaje. El desenlace de la operación se alargó durante semanas y mantuvo en vilo a los aficionados. La posibilidad de incorporar a Rainer Bonhof fue asunto prioritario en los medios de comunicación. Al final, el sueño se rompió, la operación ... no pudo culminar con éxito pese a las insistentes gestiones llevadas a cabo por el mismísimo presidente, José Ramos Costa, volcado en cuerpo y alma en su contratación. No se alcanzó el acuerdo, el jugador decidió quedarse en su país aunque en el verano siguiente acudió con su club al Naranja, envuelto de una enorme expectación. Gracias a aquella operación frustrada, el Valencia se hizo meses después con los servicios de un tal Mario Alberto Kempes.

Publicidad

Primavera de 1976. En una discoteca de Madrid coinciden de madrugada los jugadores de la selección española y de la alemana occidental que, horas antes, se han medido en el partido de ida de clasificación para la Eurocopa. El duelo ha terminado en empate a uno. Juan Cruz Sol, capitán ese día del combinado hispano, departe con algunos de los que han sido sus rivales sobre el césped del Vicente Calderón. Se conocen porque con anterioridad se han medido también en la Copa de Europa. El Borussia de Moenchengladbach y el Bayern de Munich se habían cruzado de forma consecutiva en el camino del Real Madrid. Sol vive su primera campaña lejos de Mestalla. Al Borussia lo pudieron eliminar gracias al valor doble de los goles fuera de casa y a un arbitraje escandaloso en el Bernabéu. Con el Bayern no hubo opción.

Bonhof se acerca a Sol y le pregunta por el Valencia, por el club y la ciudad, desea conocer detalles antes de tomar una decisión. El defensa de Elgoíbar le dice que no se lo piense y le recomienda aceptar la oferta. Sin embargo, Bonhof terminará dando calabazas para alivio de Pasieguito que, en realidad, prefiere ir a por Kempes y que también tiene apuntado en su libreta mágica el nombre de un astro en ciernes del que hablan maravillas en Francia: Michel Platini. Meses después, en pleno verano, el Nancy Lorraine viene a Valencia para jugar el trofeo amistoso organizado por el Levante UD. Hay un encuentro entre el secretario técnico y el jugador que concluye con una promesa del galo: no saldrá de Francia y, si cambia de país, sólo aceptará una oferta del fútbol italiano, tierra de procedencia de su padre. Años después, cumplirá su palabra y fichará por la Juventus.

El encaprichamiento del Valencia por Bonhof estaba justificado. Su fútbol era de otra galaxia en aquel momento. Después de ganar el Mundial del 74, conquista la Copa de la UEFA y le discute al Bayern la hegemonía en la Bundesliga. Tres títulos seguidos del campeonato alemán en el período comprendido entre el 75 y el 77 lo acreditan. Bonhof es una máquina: sus potentes lanzamientos de falta, sus endiablados saques de esquina que tienen un efecto demoledor, su inagotable fondo físico, lo convierten en objeto de deseo. El fútbol alemán está muy por encima del español a mediados de los setenta, a nivel de clubes y de selección. En la vuelta del cruce de cuartos, el combinado germano se impone por 2-0 y se clasifica para la fase final de la Eurocopa. En la final del torneo se mide con Checoslovaquia en Belgrado.

Publicidad

Esa noche surge el mito eterno de Panenka. Durante la transmisión del encuentro por TVE, el comentarista hace constantes alusiones a las virtudes de Bonhof y a la posibilidad de su incorporación al Valencia. Dos acciones destacadas suyas contribuyen a igualar el 2-0 adverso. La primera es el prólogo del gol que recorta la diferencia. Otra acción a balón parado salva a su equipo en el último minuto y fuerza la prórroga. Milagro alemán aunque en los penaltis pierden el título. Bonhof ejecuta el suyo de forma impecable.

Después de caer derrotado, el centrocampista alemán decide quedarse en su país y rechaza la oferta valencianista porque quiere acudir al Mundial de Argentina donde los alemanes defienden el título. Un año antes de esa cita, en 1977, el Borussia Gladbach se cita con el Liverpool en el antiguo estadio Olímpico de Roma en una apasionante final de la Copa de Europa que se llevan los ingleses. Esta será la última final que pierda, las dos siguientes las ganará ya como valencianista, ante el Real Madrid en la Copa del Rey y ante el Arsenal en la Recopa, donde marcará un penalti en la agónica tanda del estadio Heysel.

Publicidad

El valencianismo se encontró con Bonhof cuando no se lo esperaba. En la Copa del Mundo celebrada en tierras argentinas el principal objetivo se llama Hans Krankl, delantero austríaco y verdugo de la selección española. El fichaje se cierra en falso. El Barça se entromete y termina por llevarse al futbolista. El Valencia mueve ficha rápido y recurre al alemán para superar el desplante y completar una plantilla de relumbrón con la que pretendía arrollar a sus rivales. Bonhof permaneció en Valencia durante dos ejercicios, ganó dos títulos y regresó después a Alemania para incorporarse al rutilante proyecto del Colonia. Supo a poco.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€

Publicidad