Secciones
Servicios
Destacamos
En una noche tórrida, con apenas 10.000 espectadores en las gradas de Mestalla, Frank Arnesen pisó por primera vez el césped de la que iba a ser su casa tres años después. Se disputaba el segundo partido del trofeo Naranja de 1978. Se enfrentaban ... el Ajax de Amsterdam y el Huracán de Buenos Aires. Un partidazo; el mejor, sin duda, de aquella edición que se jugaba con formato triangular y en la que el Valencia se reservaba la inauguración y el cierre, además de una jornada de descanso. Aquel verano venía cargado de alicientes, se estrenaba la remodelación del campo con vistas al Mundial del 82. La plantilla había incorporado sendos fichajes de grandísimo nivel: Rainer Bonhof y Daniel Solsona. El Valencia contaba con una plantilla de campanillas.
Los argentinos vencieron por 4-3 en un choque frenético, con alternativas constantes en el marcador, y el público entregado en apoyo de unos y otros. Además, el encuentro representaba un duelo entre clubes de los dos países que habían jugado la final del Mundial en la capital argentina. Frank Arnesen fue titular aquel martes 22 de agosto, aunque lo sustituyó Erwin Cramer en el segundo tiempo. Con 21 años, el futbolista danés había completado su segunda campaña en la liga holandesa. Ya era titular fijo y los ojeadores del conjunto de Amsterdam, que le habían echado el ojo, estaban convencidos de sus grandes posibilidades. No se equivocaron lo más mínimo. Junto a Jesper Olsen y Sören Lerby, completaron un trío de enorme talento procedente de Dinamarca.
El Valencia se adjudicó aquel torneo sin excesiva brillantez. En su debut batió a Huracán por 1-0, gracias a un gol de penalti transformado por Rainer Bonhof. En el tercer encuentro, también se impuso por ese marcador ante el Ajax. El único tanto llegó en un máximo castigo transformado, esta vez, por Mario Kempes. Aquella decisión del colegiado Soriano Aladrén provocó una protesta masiva de los futbolistas neerlandeses, encabezados por su capitán Ruud Krol, que amenazó con retirar a todo el equipo del terreno de juego. Frank Arnesen no disputó este encuentro. Su regreso a Mestalla se produjo como espectador tres años después, cuando ya había decidido fichar por el Valencia.
De incógnito, acompañado de su mujer y de Jensen, exfutbolista del Real Madrid y del Borussia Moënchengladbach, presenció en directo el duelo entre el equipo dirigido por Pasieguito y el Real Murcia. Una tarde primaveral sin Kempes. El Valencia actuaba en Mestalla por primera vez después de haberse desprendido de su gran figura, traspasado al River Plate. En un ambiente abúlico, los murcianos, que eran penúltimos y terminaron por bajar a segunda, se adelantaron por dos veces en el marcador. Pasieguito decidió recurrir a una treta para meter al público en el partido. Sin venir a cuento se enzarzó con el colegiado Urío Velázquez, paisano suyo y de fuerte carácter, que terminó por expulsarlo mientras la grada despertaba del sopor y la tomaba con el árbitro.
Arnesen asistió a la remontada de los que iban a ser sus compañeros. Los goles de Tendillo, Saura, y Solsona, le dieron el triunfo al Valencia por 3-2. Aquella tarde, el futbolista danés se enamoró de la ciudad y del club, y decidió incorporarse al conjunto de Mestalla tras rechazar las ofertas que le habían llegado desde dos clubes históricos de Inglaterra: el Arsenal y el Leeds United. Antes de concluir el ejercicio 80-81, se hizo ya oficial el fichaje. Hubo cierto despago entre los aficionados. El fútbol danés no pintaba nada en el concierto continental por entonces y se esperaba otro nombre más contrastado y de una procedencia diferente para sustituir a Kempes, el ídolo caído.
Arnesen no necesitó mucho para que cambiara la opinión del público. Tan solo exhibir su calidad y su amplio repertorio de un juego versátil, con un cambio de ritmo endiablado, y una potencia de disparo extraordinaria. Se trataba de un futbolista diferente, que nunca hasta entonces se había visto en Mestalla. En los partidos veraniegos de preparación quedó demostrada la conveniencia de su fichaje. Futbolista fibroso y elegante, el valencianismo se rindió al danés.
Después de una magnífica campaña, una lesión de rodilla que se agravó por una infección, acabó con la carrera de Arnesen en Valencia. Una lástima porque en su segundo ejercicio prometía muchísimo, y junto a Kempes que había regresado tras el Mundial, hubiera formado un tándem de inmensas posibilidades. No pudo disputar ni un solo minuto, mientras el club sufría una deriva inesperada. Arnesen dejó un breve pero inolvidable recuerdo y la sensación frustrante de haberse perdido una época de éxitos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El pueblo de Castilla y León que se congela a 7,1 grados bajo cero
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.