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Semana negra, negrísima para el Valencia. Peor no han podido ir las cosas y lo que parecía que iban a ser unos días un tanto insulsos por la ausencia de partidos de Liga se ha convertido en una de las peores pesadillas para el club ... de Mestalla. Y no sólo por el terremoto mediático y social que ha supuesto la detención y posterior puesta en libertad de Rafa Mir, sino porque deportivamente hablando a Baraja se le ha venido abajo en un plis plas todo el entramado que tenía montado. Justo a la misma hora que se conocía públicamente la detención del delantero murciano, acusado de un supuesto delito de acoso sexual, al otro punta de la plantilla, Dani Gómez, le partían en una acción fortuita en el entrenamiento los huesos de la nariz. Y justo tres días después, ayer viernes, en la última sesión de entrenamiento de la semana, el Valencia informaba de un percance prácticamente inesperado y de trascendencia mayúscula. Hugo Duro, hoy por hoy el delantero titular e imprescindible para Baraja, conocía que las molestias que sintió en la sesión del jueves eran algo más seria de lo que se podía imaginar: rotura en el sóleo de su pierna derecha, el mismo percance que ha mantenido a Sergi Canós fuera de combate algo más de un mes.
A Baraja no le va a quedar otra que recomponer como pueda la posición de delantero centro porque le vienen rivales como Atlético de Madrid, Girona, Osasuna y Real Sociedad. Y no está el equipo en una situación muy desahogada que se diga. Como si el peso de ser colista no fuera bastante, a Baraja le va a tocar ingeniárselas para recuperar como sea -con y sin máscara- a Dani Gómez y seguramente aleccionar a Diego López para que ocupe una posición que no les es del todo desconocida.
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Aún así, la verdadera grieta es otra. Y desde luego mucha más profunda, porque todo lo que gire alrededor de Rafa Mir ya genera dudas y debate. Empezando por el debate social que se ha abierto en referencia a si el club hace o no bien en mantenerse tan prudente con un futbolista sobre el que ha recaído una denuncia tan impactante. Tiene el Valencia claro que no va a hacer un juicio paralelo y que lo prudente es alejar el pensamiento de una rescisión de contrato que, con la causa todavía en su fase embrionaria, supondría poco menos que una hecatombe a nivel interno.
Habrá que ver el lunes si Mir se incorpora o no a los entrenamiento con el resto de compañeros -el permiso del club termina ese día- y desde luego qué decisión toma Baraja con él. En parte, porque hay dudas de saber cómo se encuentra desde el punto de vista anímico, más allá de esos cinco días de entrenamiento que se ha perdido. Ayer mismo, el jugador abandonó su domicilio en Torre en Conill, en un intento de alejarse de la presión mediática. Las cámaras estaban apostadas en la puerta de su chalé desde que saltó el escándalo.
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