El terremoto Mónica Oltra también afecta de una manera u otra al Valencia. La tensión entre los socios del Botánico motivada por la salida de la vicepresidenta y más en concreto por el trato dispensado por Ximo Puig ha puesto en alerta las áreas en ... las que ambas formaciones (PSPV y Compromís) tienen cuestiones en común. Y el nuevo Mestalla y la manoseada caducidad de la ATE es hoy por hoy uno de los grandes problemas que tienen encima de la mesa no sólo Peter Lim y el Valencia sino también las propias administraciones, local y autonómica. Ahí entran en escena de manera directa la concejalía de Urbanismo y la conselleria de Territorio (dominadas por los socialistas), y de manera más tangencial la conselleria de Economía (Compromís).
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La presentación esta semana del Valencia de las modificaciones del proyecto del estadio ha puesto a todos los políticos, de un bando y de otro, en guardia. Y aunque la intención de los implicados es no alimentar una disputa interna por un tema tan sensible como el del Valencia con el añadido de la repulsa popular contra Meriton, sí saca a la luz los diferentes criterios y puntos de vista que desde un lado y otro del frente político mantienen respecto a la problemática con el club. El PSPV continúa claramente con los mismos recelos de siempre y no va a transigir y aceptar el nuevo escenario que ha planteado el Valencia, ni en lo que al aforo se refiere (nada de 70.000 más adelante sino desde el primer momento) ni seguramente tampoco en el retoque que han sufrido las garantías. Eso, inevitablemente, hace que el proceso de caducidad de la ATE siga en marcha sin alteraciones. Pero desde la orilla de Compromís plantean otra vía como alternativa a la ATE: sustituir el término caducidad por el de la suspensión.
Será en la reunión que ha solicitado el Valencia con los dos consellers y que se producirá en las próximas semanas cuando se pongan encima las conclusiones que los técnicos de unos y otros han adoptado. De momento Territorio y su nueva titular Rebeca Torró optan por no exponerse públicamente al respecto (dicen que están examinando la documentación) y dejan que el cuerpo a cuerpo lo protagonice una Sandra Gómez que se aferra a la diferencia del aforo exigido como arma arrojadiza. Lo volvía a dejar claro ayer mismo: «Si queremos pagar un estadio que tenga 70.000 espectadores, el estadio tiene que cumplir desde hoy con los 70.000 espectadores. Me parece obvio, no podemos confiar, con los antecedentes que ha demostrado Meriton, en una palabra a futuro. No es un estadio a plazos, hay que cumplir con la legalidad desde el primer día».
Además, hay otra pata a tener en cuenta en lo que a los socialistas se refiere, y es el IVF. Y ahí tampoco parece que vayan a reblandecer su posicionamiento. Si en la última reunión le dijeron al Valencia que aceptaban las garantías que sobre los 80 millones aportaba CVC, del restante hasta los 115 es donde hubo y habrá motivo de confrontación. Que el Valencia haya vuelto a insistir de manera algo más ampliada en este nuevo escrito con las líneas de crédito de Caixabank y de Rights&Media levanta todavía ciertos recelos. Sobre todo porque la consigna que siempre ha aplicado el IVF al respecto es la obtención de una garantía fehaciente y total del cien por cien de la obra. De ahí que se va a volver a examinar con lupa ese apoyo financiero externo para hacer luego el dictamen al respecto.
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Ahora, el matiz importante es que Caixabank está dispuesta a arrimar el hombro siempre y cuando se mantenga viva la ATE. Y el Consell ya ha dicho por activa y por pasiva que la caducidad es algo que está en proceso, independientemente de que al Valencia se le vayan a respetar los beneficios urbanísticos.
Es por eso que el asunto siempre encuentra tal complejidad que unos y otros se enzarzan mientras avanza el tiempo y los márgenes se estrechan cada vez más. Ahora, desde la conselleria de Economía de Rafa Climent se baraja una alternativa que, por la situación política actual, quizás no acabe teniendo el respaldo de su socio de gobierno. Esa opción no es otra que, en lugar de dilucidar si la ATE caduca o no, elegir la suspensión de la misma. Una fórmula, la de la suspensión, que debería articularse para que no sirviera como una vía de 'escape' para Meriton. La intención sería no debatir si la ATE está o no resuelta sino dejarla en suspenso hasta el momento en el que el Valencia incumpliera uno de los hitos a los que está obligado. «En ese momento –afirman fuentes de Economía–, si el Valencia se salta una de las obligaciones, automáticamente la ATE se da por caducada».
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