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El Valencia, un club en la encrucijada. Bajo esa leyenda y motivada por el Club de Encuentro Manuel Broseta, el presente pero sobre todo el futuro del club sin Meriton fue el motivo del intenso debate que tuvo como ponentes a Paco Lloret, Juan Martín Queralt, Miguel Zorío y Vicente Molins. Horas después de que Zorío reclamase públicamente unidad con una llamada a los grupos de oposición a Peter Lim (iniciativa que parece haber encontrado al parecer cierto respaldo), en el animado coloquio se insistió sobre todo en ese ideario con diferentes matices, como el que protagonizó Molins que consideró por enterrado a nivel global el ideario de club-ciudad, con la entidad valencianista como una de las principales afectadas.
Cada uno expuso su criterio pero todos llegaron a coincidir en la sensación de hartazgo que reúne el valencianismo. Por eso, una de las palabras más repetidas fue la del concepto de 'unidad'. El primero en hablar fue Paco Lloret, periodista y colaborador de LAS PROVINCIAS, que trazó una línea gruesa de lo que era y es el Valencia. «El cuarto club histórico de España lleva cuatro temporadas sin estar en Europa y como dice un buen amigo, Alfonso Gil, el Valencia vive en la anomalía permanente. Ha conseguido inocular la imagen de que esto es lo que hay y no hay escapatoria ni salida. Me resisto a aceptar esto».
En su opinión, «hay una teoría de inculparse de los valencianos. Por la puerta de atrás se coló un especulador que es quien domina el club -refiriéndose a Lim-. Para él el Valencia no es más que una empresa sin ningún sentimientos. Hemos conocido crisis pero el valencianismo podía pedir responsabilidades a quienes gestionaban el club. El estadio lleva parado en 2009, nunca les ha interesado. Han incumplido la Ley y los plazos y sin embargo ahí siguen».
A la hora de plantear soluciones, todos los presentes miraron a los políticos, a los pocos que vinieron -de la actual oposición- y a los que han sido elegidos en las últimas elecciones. «De la alcaldesa he escuchado decir que esto se tiene que resolver con unidad política y unidad social, eso me gusta. Hay pérdidas acumuladas por más de 180 millones, compraventas de jugadores por más de mil millones y ni un euro ha ido destinado a reducir deuda o al estadio. Lim utiliza el Valencia para una serie de negocios particulares».
Fue Martín Queralt el que deslizó un paso que lleva tiempo masticando. El de acudir a la sociedad valenciana con el fin de captar su ayuda económica para plantearle una propuesta de compra a Meriton. Lo dijo sin entrar en detalles pero es una fórmula en la que la plataforma De Torino a Mestalla está trabajando. «Tenemos un proyecto a ver cuál es la respuesta de la sociedad valenciana a ver si están dispuestos a aportar capital. Veremos qué da de sí la sociedad valenciana, si está dispuesta a recomprar el club».
Queralt tiró de nostalgia para dibujar el escenario en el que se ha ido convirtiendo Valencia como gran urbe que se ha ido dejando por el camino aspectos como la Albufera, las playas del Sur y hasta la huerta. «Quien está en la encrucijada no es el club, es Valencia. La ciudad la han machacado desde muchos frentes. A mí me duele el Valencia pero también Valencia. Hemos renunciado a todo, ¿vamos también a renunciar al Valencia?».
Precisamente, este lunes por la mañana en el acto organizado por la Generalitat, Layhoon tuvo la oportunidad -después de seis semanas en Singapur- de buscar el saludo con la nueva alcaldesa, María José Catalá, y el nuevo presidente de la Generalitat, Carlos Mazón. Las dos imágenes no han sentado bien el valencianismo más sentido. Sobre todo porque a los nuevos dirigentes se les intenta implicar de una forma decisiva a la hora de apartar a Lim del Valencia. Más explícito no pudo ser al respecto Martín Queralt, que ya ha expresado alguna que otra vez ese reclamo de contundencia. «A esta gente no se le pueden abrir las puertas, ¿cómo se les invita a una toma de posesión del presidente de la Generalitat? ¡Pero esto qué es!, ¿A esta pandilla se le siguen abriendo puertas? Tendremos que hacérnoslo ver. Es un problema de dignidad. Hay empresarios serios, ojalá viniera uno serio que potenciara el club. Pero con lo que hay es una defunción del club».
Pese a ese apunte de 'defunción', la sensación de la sala, abarrotada de público, fue precisamente de revolverse y evitar la caída libre de la entidad. «He sentido pena hoy. Es el momento de que la gente sepa a quién le vendieron el Valencia. Le faltó al respeto al anterior presidente de la Generalitat y no le costará nada faltárselo al actual», apuntaba en uno de sus primeros comentarios Miguel Zorío. El líder de la plataforma Marea Valencianista desgranó todas sus investigaciones respecto a las actuaciones de Meriton, tanto en lo que se refiere a las famosas compra-venta de jugadores con sobrecoste, como con las actuaciones de Lim que en el pasado le llevaron a amasar la fortuna actual. «Estoy harto que la Fiscalía no tenga motivación. Nos están robando el club en nuestra cara», comentaba el exdirigente, para reiterar esa llamada a la unión de la oposición que ha lanzado (había miembros de Libertad VCF en la sala). «Hay que ir juntos a ver a la administración valenciana y no permitirle que firme ningún convenio urbanístico. Entre todos se puede recuperar el club, pero sólo con una transacción económica».
Desveló Zorío una estrategia que en el pasado le planteó José Luis Olivas, por entonces máximo representante de Bancaja, para plantear que lo importante no es saber quién va a situarse en el futuro más inmediato en el sillón que ocupa Layhoon. «Si hubiera querido ser presidente, hubiera sido. José Luis Olivas me lo ofreció para traicionar a Vicente Soriano y le dije que no».
De cualquier forma fue la reflexión de Vicente Molins el que más ampollas levantó al describir hacia dónde camina el fútbol actual. «Está pasando en una industria que es el fútbol. El club-ciudad ha muerto, eso ha desaparecido. Tenemos que darnos cuenta que eso ha muerto. Vamos a un escenario de clubes-franquicias. El Valencia está condenado a eso. Lim lo ha visto. El negocio está en la especulación de los clubes. La UEFA les ha dicho 'adelante', esto es el nuevo marco. Llevamos muchos años diciendo que no estamos de acuerdo con lo que está pasando. Podía haberse quedado Mestalla vacío, pero sigue llenándose».
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