cayetano ros
Jueves, 15 de octubre 2020, 23:31
- ¿Cómo ha llegado a los 55 años?
Publicidad
- Si echo la vista atrás, debo decir que estoy disfrutando del camino, tanto de jugador como de entrenador. Siento un cierto privilegio y, a veces, un punto culpable porque mi trabajo sea hacer todo lo que me gusta. Sé que la vida conlleva más dureza, pero que disfrute de mi pasión no significa que no haya luchado contra mis límites. Para todo lo conseguido, he tenido que esforzarme mucho y sacrificar cosas importantes. Mantengo la pasión en niveles muy altos. Me gusta averiguar, curiosear, leer, escribir. Y lugares donde ir y volver: cuatro hijos estupendos, mis hermanos y mi madre; Moraira, Madrid y Valencia.
- ¿Sufre ansiedad por llevar ocho meses sin entrenar?
- No, porque vengo de dos experiencias duras y una lesión grave del tendón de Aquiles. El 3 de enero de 2019 me lo rompí en un partido de fútbol 7 en Madrid, poco antes de irme a entrenar a China, y he estado un año para recuperarme. En un tiempo tan extraño como el del Covid, me he dedicado a la introspección de mi trabajo y a tener un 100% de energía para volver.
- ¿Qué falló en el Shanghái Shenhua chino?
- No me gustó el proyecto ni la forma en que entienden el fútbol. Tienen miedo al cambio. Solo estuve nueve meses.
- ¿Y en el Watford?
- El primer año fue una experiencia maravillosa: estuvimos toda la temporada fuera del descenso pese a ser candidatos a bajar. Cinco años más tarde, me llaman porque yo podría dar equilibrio, pero desconozco la plantilla y no me dan tiempo ni respuesta. Fue una experiencia grotesca con fiscalización externa al entrenador. De 10 partidos, cinco perdidos, cuatro empatados y uno ganado. Ya pasó con Javi Gracia.
- También lo despidieron los Pozzo, dueños del Watford, sin aparente motivo.
- Según el club, había perdido interés en el equipo, cosa que no es creíble. Javi Gracia es un buen director de grupo. Estos dirigentes son lo que son: cuatro cambios de entrenador el año pasado.
Publicidad
- ¿Le ha decepcionado la Premier?
- No, estoy encantado. Por el ambiente festivo de la grada, la organización mediática, la fiereza con que se disputa, la dirección arbitral de los partidos... Cuando me fui, recibí un mensaje de un entrenador muy importante: «Gracias por tu trabajo, no entiendo la decisión, pero esta es la dirección que va a tomar el fútbol».
- ¿Le gustó Inglaterra?
- Sí, me gusta la sociedad organizada, el respeto, la educación y la tranquilidad. Me encantaba correr por los parques dentro de la ciudad. Es una visión romántica de la vida.
- ¿La Liga inglesa se dispara?
Publicidad
- No, no, no, la Premier y la Liga son parecidas en cuanto a calidad del juego, tanto en los grandes equipos como en los modestos, que han mejorado mucho en los últimos años, pero cada campeonato con su naturaleza: los ingleses son más directos, chocan más, no les gusta el juego horizontal...; aquí nos gusta jugar desde atrás, se pitan demasiadas faltas... Ellos son respetuosos con la historia y con los profesionales. Mediáticamente, sí hay una gran diferencia. Allí cuidan más los discursos y la crítica no es insultante, aunque también los técnicos y los jugadores están cada vez más cerca de los medios y en España están cada vez más lejos.
- Después de triunfar en el Atlético, ¿se fue a Emiratos Árabes por dinero?
- Fue una decisión vital: seguir trabajando pero descansar mentalmente, con mucha menos presión. Estuve tres años muy buenos en Dubai. El progreso puede llegar en cualquier parte. Yo había tenido un comienzo fulgurante como entrenador en el Getafe, Valencia, Benfica y Atlético. Podría haber parado, pero preferí seguir lejos del foco.
Publicidad
- ¿Su etapa más brillante es la del Atlético (ganó dos títulos, una UEFA ante el Fulham y una Supercopa de Europa frente al Inter)?
- El éxito no son los títulos. Quedarnos en Primera en el primer año en el Getafe, fue un éxito. Mis dos años seguidos clasificando al Valencia para la Champions, fue un éxito. Y mi primer año en el Espanyol, también. Mi mayor título con el Atlético es encontrarme con aficionados agradecidos por la transformación y por acabar con una década en blanco con tres finales (perdió una de Copa del Rey frente al Sevilla).
- Cuando dejó de entrenar al Valencia, firmó una frase lapidaria: 'Dejo un cargo, gano una vida'. ¿Tan mal lo pasó?
- Mentalmente fue muy duro porque piensas que si los resultados van bien, podrás trabajar y prepararte para ganar. Pero ni siquiera haber sumado 16 partidos de Liga sin perder por primera vez, clasificar dos veces seguidas al equipo para Champions por primer vez, llegar a cuartos de final de la Liga de Campeones... fue frustrante. Desde dentro del club se hacía todo por destruirlo. Se ponían zancadillas, se decían mentiras, se dejaban de fichar buenos jugadores y se traían otros menos buenos... ¿Cómo somos tan incapaces de disfrutar? Durante la tercera temporada me pidieron que retirara a tres jugadores (Cañizares, Albelda y Angulo), a lo que me negué. Yo había apartado a Kluivert, Di Vaio y Fiore para que entendieran que se tenían que ir. Otra cosa es que el presidente (Juan Soler) te diga que son malos porque lo dice quien sea. Fue una lucha constante. Pero si te tienes que ir siendo tercero en la Liga, a tres puntos del líder, lo haces con tranquilidad.
Publicidad
- ¿Qué jugadores quiso traer y no pudo?
- A Javi García y a De la Red, dos mediocentros jóvenes, baratos y muy buenos. Me decían que no eran conocidos. Al principio pensaba que me harían caso porque me lo había ganado, pero a los cinco días trajeron a (Manuel) Fernandes, del Everton, por 17 millones. A mí me enseñaron un vídeo suyo y les dije: 'El que me gusta es el otro, Arteta'.
- El Valencia venía de ganarlo todo y la afición, en esos momentos, parecía no conformarse con nada.
- Tres años antes se había disputado la Liga con el Madrid y el Barça, pero a nosotros nos tocó trabajar para que ese grupo de jugadores expertos se rearmara. Veníamos de un octavo puesto con Ranieri- López. Fuimos terceros y cuartos. A los equipos se les debe juzgar por cómo compiten. Si teníamos a Aimar, Vicente y Baraja, jugábamos mejor, claro. Fuimos un equipo incómodo para el rival y a Cañizares, por cierto, le debo un Zamora.
Noticia Patrocinada
- ¿Cómo?
- En el segundo año, nos jugábamos el segundo puesto con el Madrid en Pamplona. Si sacábamos el mismo resultado que ellos en Sevilla, éramos segundos. Hice jugar a Cañizares, perdimos, ganó el Madrid y perdió el Zamora. Nunca me lo ha reprochado (risas).
- ¿Pudo haber evitado la mala relación con Carboni (que pasó del campo a ser su director deportivo)?
- No quiero personalizar, pero es difícil evitar la confrontación cuando percibes una cierta persecución. Se hacía difícil tener que confirmar constantemente cuál era el ideario de liderazgo.
Publicidad
- ¿Qué tal fue con Tavano (delantero fichado por Carboni)?
- Para mí era un desconocido a pesar de que yo seguía el fútbol italiano desde los años ochenta. No puedo decir más.
- ¿Ha madurado la afición del Valencia?
- La afición del Valencia es pura, vital y ahora está regenerada. Del Valencia, como lo soy yo, eres desde que naces hasta que mueres.
- ¿Y le da pena cómo está ahora dirigido desde Singapur?
- Es importante crear alianzas y afectos con la afición. Veo un descontento, una desafección y siento dolor. Todo lo que se haga en los clubes debe estar orientado a los aficionados.
Publicidad
- ¿Qué opina del supuesto interés de Radrizzani (dueño italiano del Leeds) en comprar el Valencia?
- No lo conozco, pero en tres años ha tenido una paciencia infinita con el Leeds, subiera o bajara más allá de la clasificación. Y me gustan las gestiones del Sevilla, el Atlético, el Getafe y el Eibar. No tiene nada que ver con los resultados sino con la forma de hacer las cosas con horizontes claros.
- ¿Volvería al Valencia?
- Con una serie de condiciones, seguro que sí. Me gustaría volver con la misma pasión con la que llegué la primera vez. Fue maravilloso por cómo lo viví.
- ¿Cómo ve la actual plantilla?
Publicidad
- Muy joven, con algunos jugadores desconocidos y con una presión grande sobre los que recae la responsabilidad de enseñar al resto. Las plantillas se tienen que corresponder con la historia si quieren mantener los objetivos de siempre. Si se asume que es un periodo de cambio, de transición, entonces es otra cosa.
- ¿Qué pasó con Fran Escribá (su segundo durante años)?
- No pasó nada. Uno tiene el derecho de trabajar en solitario. También creo que si tienes que abandonar un proyecto, debes hacerlo con dignidad.
- Como entrenador, no ha estado más de tres años en un equipo, quizá por esa tendencia suya a «curiosear», pero al Valencia le fue fiel 10 años como jugador.
- Nunca pensé en otro equipo. No tenía ni representante. Me presentaban la renovación y firmaba. Llegué como valencianista, desde que a los 5 años mi padrino, Alfredo Di Stéfano, ganó la Liga del 71, y encajé en un sueño. Me fui al Madrid cuando, con 29 años, Paco Roig me dijo que me fuera. Fui completamente feliz.
- ¿Cuál fue la mejor época?
- La de (Arturo) Tuzón. El dirigente más importante del Valencia: serio, no prometía más, no gastaba más, infundía capacidad para hacer nuestro trabajo. Honestidad. Incluso para revertir el descenso. Aquellos dirigentes fueron unos señores. Entendían que los resultados eran parte del crecimiento del club.
Publicidad
- ¿Y en lo deportivo?
- Los tres años de Víctor Espárrago y su preparador físico, Turrent: enorme mentalidad, disciplina, tuvo un impacto grande en la grada, que sintió orgullo. Mira mi cariño a Roberto Gil, que me trajo al club y me puso a jugar cuando yo era un chico flaco imberbe de 19 años. O a mi padrino Di Stéfano y a Guus Hiddink. Pero con Espárrago éramos un equipo rudo, muy sólido, con tres centrales, y mucho dinamismo en ataque con Eloy, Fernando, Lubo Penev, Toni, Roberto... Es de los que más me ha influido por las obligaciones, la responsabilidad y el saber corregir lo que estaba pasando en el partido. Cuanto más conozcas el escenario, más vas a disfrutar. Por mi cumpleaños, mi 'staff' me regaló unos vídeos de mi etapa de jugador, y me ha impactado tanto verme con ellos...
- Formó una banda derecha fantástica con Javier Subirats.
- Veíamos el mismo fútbol. Te cuento una anécdota. Cuando Di Stéfano nos decía la alineación, Javier y yo nos subíamos con el resto de jugadores a la habitación a hablar un poco más del partido. En ocasiones Fernando y Arroyo nos decían que ellos también querían ir por la banda derecha a hacer superioridad (risas). Revert tenía mucho mérito desde la soledad de la otra banda, era un fenómeno.
- ¿Cómo era Arroyo?
- Fuimos íntimos. Él vino del Alcorcón y yo del Pegaso, y nos fuimos a vivir juntos junto al hotel Renasa, enfrente de la carretera de Barcelona, con Castellanos de vecino. Éramos muy niños, nos arropamos y él técnicamente era espectacular. Un día, en un entrenamiento en Paterna, al lado de un campo de naranjos, el Chato dio dos pases el espacio y no fue nadie. Entonces, al tercer pase que da, se gira Castellanos y le dice: 'Oye, Chato, deja de dar esos pases porque se mueven hasta los naranjos'.
- ¿Qué sabe de Castellanos?
- Lo vi en 2017. Vino a verme cuando fui con el Espanyol a Granada. Hacía 35 años que no lo veía. Me emocioné mucho. Lloré en el vestuario.
- ¿Qué queda de ese Quique que llegó del Pegaso?
Publicidad
- Poco, desafortunadamente. Llegué con los ojos muy abiertos, pensando que todo en el fútbol era muy sano. La vida te endurece mucho y te va esculpiendo.
- ¿Compitió en el discurso con Jorge Valdano en sus dos años en el Madrid?
- Es imposible competir con Jorge. Te tumba al segundo asalto. No solo él, también Angel Cappa y Alberto Giraldez, un cuerpo técnico cultivado con aprendizaje constante. Yo si leo es por evadirme, no por sentirme diferente. Lo importante es la naturalidad.
- Apenas nadie recuerda su título como campeón de Europa sub 21.
- Le ganamos a Italia en Valladolid. Duró dos años ese torneo. La gente no sabe que, en mis principios de futbolista, yo era mucho más marcador. Luis Suárez me puso a marcar por todo el campo a Papin contra Francia, a Kovac contra Hungría y a Donadoni contra Italia, que también jugaba con Vialli y Mancini. Yo debuté en el Valencia en la campaña 84-85 en Elche, me fui al servicio militar y debuté en Mestalla contra el Atlético. Y al lesionarse Serrat, pasé a marcar a Hugo Sánchez, que me dijo de todo: 'Chiquito, ¿de qué vas?'.
- Después estuvo en el Mundial de Italia 90.
- Lo normal es que no hubiera ido porque, aunque había sido titular esos dos años previos, venía de una lesión muscular. Luis Suárez me incluyó (y le estoy muy agradecido), pero jugó Chendo.
Publicidad
- ¿Cómo se define como persona?
- Reflexiva, educada, me gusta respetar y que me respeten, dedicado a mi profesión, de buen corazón, y espero que, por la otra parte, haya buena voluntad.
- ¿Su principal defecto?
- Alguna decisión egoísta.
- ¿Es un seductor?
- La única seducción que persigo es la del jugador en los grupos que entreno.
- Woody Allen dijo que se reencarnaría en las yemas de los dedos de Warren Beatty (por las mujeres bellas a las que había tocado). ¿Pensaría lo mismo de usted?
- A Woody Allen le tengo un gran respeto intelectual.
- Es obligado acabar con Españeta.
- Era vital, honrado, humilde y divertido. Supo sacar toda la pasión al fútbol. Sabía disfrutar de la victoria y llevar bien la derrota. Había nacido para eso.
Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.