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La Recopa de Europa, una victoria al sonido de la traca valenciana

La Recopa de Europa, una victoria al sonido de la traca valenciana

LOS TÍTULOS DEL VALENCIA ·

Una final larga y desesperante ante el Arsenal en una tarde de mayo del 80 que acabó en esplendor

Úrsula Morant

Domingo, 11 de abril 2021, 15:19

Se presentaba un día soleado y glorioso para el Valencia aquel 14 de mayo de 1980 en el estadio de Hayssel en Bruselas. Aquel día, fue el día que el equipo valenciano levantaría su primera Recopa de Europa. Su rival en esta gran final, el Arsenal, que trajo consigo una hinchada británica que llenó al menos 10.000 asientos en las gradas. La afición valenciana no dudó en hacer retumbar el estadio con el sonido de las tracas, un símbolo de lo más blanquinegro. El conjunto del Turia traía una gran cantidad de moral e ilusión tras haber ganado en la temporada anterior la Copa del Rey y tras haber fichado de nuevo a Alfredo Di Stefano, una leyenda del fútbol, como entrenador.

El Arsenal, lejos de hacer un buen partido, decepcionó al no estar a la altura de un partido tan importante como lo era aquella final. Sin embargo, al contrario que el equipo inglés, el Valencia luchó y sudó y se notó el desgaste físico de los jugadores sobre el terreno de juego, tanto en la plantilla valenciana como en la del Arsenal. Un partido donde a pesar de los esfuerzos, los goles parecían no llegar. Es cierto que los británicos venían de perder la «Cup» contra el West Ham, un equipo inglés de Segunda División y los blanquinegros no encontraron al poderoso Arsenal en el partido. El Valencia tampoco estuvo del todo a la altura de las circunstancias ya que uno de los jugadores más notorios del equipo, Mario Kempes, parecía apático y no recaló en sus jugadas. La estrategia de Di Stefano de no dejarse sorprender por el equipo contrario no resultó al cien por cien. Tendillo, sin embargo, estuvo potente y brilló por su anticipación y su marcaje. Fue el hombre del partido. Fue implacable.

La suerte del partido continuó igual durante la prórroga. Es más, el rendimiento se vió afectado y los jugadores bajaron la guardia y la potencia, tanto los jugadores del Arsenal como los valencianos. Se pitó el final del partido y se avecinaban los temidos penaltis, esos a los que nadie quiere llegar. La tensión se palpaba en el ambiente, la afición estaba ansiosa e inquieta y es que todo podía ocurrir. El primer lanzamiento fue de Kempes, que falló. Esto, junto a su insípida actuación durante el partido, marcó uno de los encuentros más tristes de su historia como jugador del Valencia. Los penaltis continuaron, dejando el marcador 4-5 y dándole la victoria al conjunto blanquinegro. La locura se desató entre la afición, quienes lanzaron otra traca para celebrar la gran victoria de su equipo. No fue una batalla épica ni tampoco se dieron jugadas que pasarán a la historia, pero sí que se aseguró una cosa aquel día: la gloria era blanquinegra

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