El regreso de Parejo y el viraje al fútbol moderno

Hoy no va a ser una tarde cualquiera para Dani Parejo ni Francis Coquelin. Tampoco para la mayoría de valencianistas (mayoría porque el excapitán de Coslada siempre tuvo detractores). No son los únicos exblanquinegros que visten ahora del Villarreal pero ellos representan el desmantelamiento por parte de Meriton del Valencia del centenario, de la Copa, de Marcelino y de Mateo Alemany y de lo que podía haber sido de aquel proyecto consolidado dos temporadas después en una de las ligas más igualadas de los últimos años.

Envió Anil Murthy al municipio de Vila-real a Parejo y Coquelin casi regalados. Después vendió a Kondogbia. Y dos temporadas más tarde, el entrenador, en este caso José Bordalás, sigue esperando un mediocentro. Como también lo hizo anteriormente Javi Gracia. «Ahora no estoy para pensar en eso», vino a decir el técnico alicantino cuando se le cuestionó si lo echa en falta. Claro que sí, debe pensar. Hugo Guillamón, que es lo más parecido que ha encontrado a ese mediocentro, y pese a que tiene una visión de juego e inteligencia propia del cerebro en la medular que necesita un equipo, todavía está en formación.

El entrenador del Valencia, harto de que se le insista con aquello del objetivo Europa, ayer lo dejó más claro que nunca. «Ahora no podemos aspirar a ello, después de siete derrotas», sentenció. Obvio. A Bordalás no le gusta lo que ve sobre el césped, no reconoce al equipo, como ningún valencianista. ¿Cómo revertir la situación? Entiende el preparador que trabajando en reconvertir a una plantilla que vive instalada en un fútbol desactualizado. «Hay veces que quieren todo al pie y no se puede jugar desde atrás siembre. Contra el Mallorca dimos veinte pases en campo propio y no pasamos de campo y es algo que debemos corregir porque damos facilidades al rival».

Sobre estos «hábitos» trabaja el cuerpo técnico: «Se habla mucho del estilo de los entrenadores, pero el mío es el del fútbol moderno al que nos tenemos que adaptar, en el que hay una alta competitividad y la exigencia es brutal. Tuve la capacidad de pronosticar y ver lo que iba a ocurrir y quizás nos adelantamos a lo que iba a pasar», comentó el preparador que detalló los aspectos que caracterizan esta: «Estamos hablando de que los jugadores se adapten a la exigencia del fútbol actual, correr a los espacios, adaptarnos a los duelos, a las segundas jugadas, a ser más fuertes y contundentes».

Quizás de eso hablaba ayer con Gabriel Paulista, que en principio ya está recuperado de su testarazo en la cabeza que le provocó una amnesia temporal, Omar Alderete o Daniel Wass en los primeros compases de la sesión preparatoria sobre el mismo escenario en el que hoy se disputará el partido.

Ellos tres serán titulares en un equipo en el que la participación de Correia y Carlos Soler no es segura. Ayer Bordalás invitaba a la prudencia. También lo hacía con Maxi Gómez, sobre quien aseguraba sufre molestias musculares así que, como tampoco tiene mucho más, lo normal es que no modifique mucho el once que perdió ante en Betis. Aunque siemper puede dar alguna sorpresa.

Enfrente, un rival que tampoco es que haya hecho una temporada espectacular. Con cierta fragilidad defensiva llega el Villarreal de Emery a Mestalla. La diferencia es que en el conjunto amarillo tiene para suplir a Gerard Moreno a Danjuma, que marca goles determinantes, como frente al Cádiz. El expreparador blanquinegro restaba presión a sus futbolistas y ponía en valor al rival, pero ellos saben que asaltar el campo del Valencia es posible en muy pocas ocasiones y que hoy puede ser un buen día para ello.

Espera así el derbi de la región con urgencias entre un Villarreal que sólo ha sumado un punto de nueve mientras el Valencia tres de los últimos 21. Sin embargo las sensaciones y lo que supondrían las victorias de uno u otro poco tienen que ver. Ganar en casa es un debe para el Valencia mientras para los visitantes sería oxígeno en la clasificación y el orgullo de llevarse el derbi.

El Villarreal no estará solo en Mestalla. Ha agotado la afición grogueta todas las entradas disponibles en la grada visitante. La lluvia prevista no será excusa para que el coliseo blanquinegro repita, al menos, la entrada registrada ante el Mallorca, y se pueda despedir al fin de Parejo, un futbolista que pasó casi una década de su vida enfundado con los colores del Valencia, que guarda en su habitación el brazalete de capitán y que ayer escribía en redes sociales que tenía ganas de ver a la afición. También de Coquelin, que cayó bien al valencianismo desde el minuto 1 y que encumbró su trayectoria en el 91 de la final de la Copa en la que Messi aparentó ser un futbolista terrenal.