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Maxi Gómez llevaba mucho tiempo esperando un día como el de ayer. La actual está resultando una temporada complicada para el delantero uruguayo, quien confía en que su brillante actuación ante el Granada suponga su renacimiento. Su curso ha estado marcado por las bajas, su falta de pólvora, los mensajes lanzados por José Bordalás sobre su rendimiento, su sanción para la final de la Copa del Rey... Pero, por fin, Mestalla volvió a disfrutar de una versión ilusionante del atacante, uno de los futbolistas más cotizados de la plantilla blanquinegra. Frente al conjunto nazarí, el potente ariete se reencontró con el gol tres meses después y provocó el penalti que supuso la sentencia. Recupera las buenas sensaciones de cara al tramo final de la Liga.
No veía portería desde el pasado 5 de diciembre, cuando firmó el tanto de la victoria ante el Celta. Sin embargo, antes del duelo de ayer contra el Granada, el internacional uruguayo sólo sumada dos goles en la presente temporada. Sus peores registros desde que aterrizó en España. Confía en que el nuevo tanto suponga un resorte para lo que resta de curso.
«Un delantero siempre quiere hacer goles y no siempre se puede, pero me quedo contento con el trabajo que hizo el equipo y por el gol también», admitió Maxi Gómez en Movistar +. El uruguayo, espoleado por el tanto de cabeza, trató de ampliar distancias con un disparo desde el centro del campo. Estuvo a punto de sorprender a un Luís Maximiano adelantado.
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Además, el ariete valencianista forzó el penalti que sirvió para atar los tres puntos en Mestalla, que ayer precisamente albergaba su partido número 2.000. Maxi Gómez fue derribado por Raúl Torrente. El VAR revisó la acción. «Yo lo tenía claro. Creo que me pega una patada en el gemelo. No sabía si era fuero de juego o no, pero yo lo tenía muy claro», destacó el charrúa, quien se retiró del campo en el minuto 72 tras haber corrido 7,7 kilómetros. Se marchó con problemas físicos. «Estoy muy contento con el trabajo del equipo. Ha sido una semana llena de felicidad», añadió en referencia a la clasificación para la final de Copa. Una cita en la que no podrá participar debido a los dos partidos de suspensión que debe cumplir. Cabe recordar que, en la ida de las semifinales ante el Athletic, vio la roja por dirigirse en el túnel de vestuarios de San Mamés «al asistente número 1 con gestos intimidatorios» para recriminar «insistentemente» la actuación arbitral.
Pese al triunfo de ayer, Maxi Gómez evita hablar de Europa: «Nosotros vamos paso a paso. Ahora tenemos otra final el próximo fin de semana y vamos a hacerlo de la misma manera. El equipo está muy fuerte, estamos muy unidos y ojalá sigamos por este camino».
Maxi Gómez no fue el único futbolista que se marchó antes de tiempo. Lato, quien tomaba el relevo del lesionado Gayà, abandonó el terreno de juego a los cinco minutos por una dolencia muscular. El joven Jesús Vázquez entró en su lugar y cumplió en el lateral izquierdo. Una demarcación en la que se acumulan los problemas.
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