Baraja saluda desde el césped de Los Cármenes. EFE

La renovación que Baraja quiere en el Valencia

El entrenador sueña con perpetuarse en el club, al estilo Simeone en el Atlético, pero sólo ampliará su estancia si Meriton fortalece la plantilla, y más si por fin entra en Europa

Viernes, 12 de abril 2024, 01:18

Mamardashvili, Mosquera, Javi Guerra, Diego López, Pepelu, Yarek. Futbolistas rabiosamente jóvenes y con un potencial infinito. Cláusulas de 100 millones. Posibilidades máximas. Cuando Peter Lim se frota las manos ya le sale humo. Pero este gesto puede ser el freno para que el Valencia encuentre ... la estabilidad y una próxima prosperidad. Porque este es el eje principal para que Rubén Baraja se perpetúe en el banquillo del Valencia, con lo que esto significa tras una época ominosa de Celades, Neville, Ayestaran o Gracia, técnicos son el pedigrí necesario para dirigir un equipo tan notorio. El técnico de Valladolid ha sido el motor para restañar todas las heridas por las que sangraba el club: ha estabilizado el equipo, ha revalorizado a futbolistas que parecían medianías, ha apostado por la cantera para crear una base de futuro, ha apaciguado los ánimos de la afición y ha conseguido una relación estable con Meriton pese al desplante del máximo accionista de no citarlo para conocerse cara a cara. Es difícil que el Valencia encuentre alguien mejor para un puesto capital en la estructura de la entidad.

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Por eso el deseo de todos es que Baraja siga muchos años más en Mestalla. Le queda un año firmado pero a final de campaña llegará a la ciudad Manuel García Quilón, representante del entrenador, para negociar una ampliación de contrato. Quiere el club y quiere Baraja. La negociación tendrá dos partes diferenciadas: una será el dinero y los años de unión y ahí no habrá problema. Ninguno. El entrenador conoce lo que puede pedirle sobre este aspecto al Valencia. No es su prioridad. Se sabe bien pagado. Y estará el tiempo que considere necesario para facilitar el crecimiento de esta plantilla. Sin acelerones. Paso a paso, como ha venido haciendo desde que se sentó en el banquillo del Valencia un 20 de febrero de 2023 en el Coliseum ante el Getafe. Y la otra parte será el proyecto. Este aspecto será el que decidirá si Baraja se convierte en un nuevo Simeone, como así espera el mito del Valencia. No quiere perpetuarse en una silla si no recibe el respaldo que demanda. La ambición por hacer grande al club, como así ha manifestado en alguna ocasión. Baraja ha huido de cuitas que sólo podían desgastarle pero en determinados momentos no ha podido aguantarse más y ha reclamado a la propiedad el mismo afán que él desprende. «Mi objetivo es estar peleando los puestos de arriba y tratar de consolidar al Valencia en la zona alta de la tabla, pero para eso el propietario tiene que tener la ambición de mejorar el equipo. Para conseguir esto hay que tener un proyecto, un camino a recorrer, y el propietario tiene que estar en la misma línea y con la ambición de ir mejorando al equipo e ir creciendo cada temporada para que el Valencia pueda estar entre los mejores», dijo Baraja en enero en Movistar+.

Esta declaración será la que pondrá sobre la mesa tanto García Quilón como Baraja cuando se sienten a negociar con Corona, Solís y Layhoon la ampliación de contrato. Si existe continuidad a este anhelo («lo que más me ilusiona es conseguir una buena base para el futuro», dijo Baraja), habrá técnico para rato; si ve dudas o le anuncian una venta masiva que impida al vallisoletano hacer crecer al Valencia, dará un paso al lado, según ha podido saber LAS PROVINCIAS.

Además, existe la posibilidad de entrar, por fin, a Europa. La Conference League está a tiro. Son más partidos, una mayor exigencia, que la vivida estas pasadas temporadas, donde sólo luchaban en Liga y Copa del Rey. Y Baraja no quiere estar por estar, no desea que sea un paso efímero, pero tampoco que el esfuerzo penalice a una plantilla si se mantiene tan exigua como viene ocurriendo. Vamos, quiere fondo de armario y apuntalar distintos puestos porque la base de futuro ya la tiene conformada. Reclama lo lógico. Serán puntos que se irán desgranando en las reuniones para dilucidar si amplía el contrato. El cómputo de todos ellos decantarán la balanza. Serán los aspectos deportivos los que priorizará el técnico sobre cualquier otra circunstancia.

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Y esto no significa que no acepte que haya ventas. Las habrá. El Valencia está necesitado, debe cumplir con el Fair Play Financiero y necesita cuadrar las cuentas. La forma más rápida para todo ello es con un gran traspaso. La campaña pasada se solucionó con el de Yunus al Milan (20 millones) y esta llegará con Mamardashvili o Javi Guerra. Pero no estos dos y alguno más. «Un buen proyecto no pasa tanto por fichar, sino por no descapitalizar el equipo», reflexionó Baraja. Otra frase que retumbará en la negociación. Porque el entrenador ha constituido una base para la próxima década que sería un crimen descabezar. Porque no está reñida la sostenibilidad que propaga el club y la ambición para volver al lugar de donde nunca debió salir el Valencia. Baraja decidirá.

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