El reto de acertar con el mediocentro en el Valencia

Hay cuatro posiciones básicas en un equipo. Cuatro de once. El portero, un central de jerarquía, un mediocentro y el delantero goleador. El eje. Si falla algún puesto todo se desmorona. Ya puedes contar con laterales descollantes que si los huecos en la defensa son gigantes los goles encajados se multiplican, ya puedes tener extemos veloces si sus centros no hay quien los remate. Y así todo. El Valencia de la pasada temporada se mostró disminuido porque sólo sobresalió el guardameta de esa ecuación. Mamardashvili dio valiosos puntos al equipo para la permanencia pero ni la defensa ejerció como tal ni existió un centrocampista posicional sobre el que fluctuara el equipo ni hubo nadie que marcara goles. Ni Cavani lo consiguió, que en toda su carrera no ha hecho otra cosa que marcar.

El Valencia trabaja en la confección de la plantilla. A un día de retornar a los entrenamientos la única novedad respecto a la campaña pasada es la marcha de Toni Lato al Mallorca. Nada más. Nadie ha venido y nadie más se ha marchado. El club de Mestalla está pendiente de la salida de los dos jugadores por los que extraer más cantidad de dinero y así poder ejecutar alguna incorporación. Quiere 25 millones por Mamardashvili y el Bayer quiere al georgiano, y aspira a 20 millones por Yunus. El Milan se acerca pero no llega a la cantidad deseada. En cuanto cuaje alguna salida se gestionará el fichaje tanto de Sergi Canós como de Pepelu. Justamente, el dianense será uno de los futbolistas que se incorporen al centro del campo blanquinegro, donde al final de la campaña pasada sobresalió Javi Guerra. Pero tanto el levantinista como el canterano lucen por su talante ofensivo. El granota se asemeja a Parejo, con toque, con pase, con creatividad, y el de Gilet tiene destellos de su entrenador. Baraja era un llegador, con gol, y así se muestra Javi Guerra. Pero para que estos dos jugadores funcionen necesitan detrás un escudero. Y esta temporada pasada no se ha encontrado.

Desde que salió Kondogbia del Valencia en noviembre de 2020 con destino al Atlético de Madrid, el equipo ha adolecido de un futbolista de estas características. En aquella no sólo estaba el centroafricano, es que también Coquelin sobresalía en este aspecto. Con Marcelino el equipo era rocoso. Unido a la fantasía que lucía Parejo, los éxitos era difícil que no llegaran. Y llegaron. Aquella final de Copa del Rey imposible de olvidar, con una jugada que refleja lo que significa contar con un futbolista de estas características: aquel robo de balón de Coquelin al gran Messi. Este tipo de situaciones son casi imposibles en este momento. Sin Kondogbia, sin Coquelin y sin Wass, que también ejerció en muchos partidos de eje del centro del campo, en las últimas campañas se ha transitado por el desierto. En la campaña 2020/2021, Guillamón, hasta ese momento central, dio el paso adelante para ocupar una posición que podía venirle bien por sus características físicas y técnicas. Junto a él pasaron desapercibidos Racic y Koba, eternos cedidos, y en el mercado de invierno se trajo en préstamo a Oliva, que nadie se acuerda de él.

En la temporada siguiente siguió Guillamón y se consiguió la cesión de Ilaix. No llega a ser un mediocentro defensivo al uso, pero su fortaleza física podría servir para que se hiciera con esa posición. Ni con esa ni con ninguna. Un fiasco que, de manera inexplicable, se volvió a repetir una temporada más. Ya en esta última, Guillamón inició la temporada como el jefe por delante de la defensa, pero su juego se fue mimetizando con el que ofreció el equipo y con la llegada de Baraja el de San Sebastián pasó al olvido. Nico, cedido por el Barcelona, tomó el testigo, escoltado por Javi Guerra y con Almeida algo más adelantado. Pero para el nuevo Valencia de Baraja se hace necesario fichar a un jugador de estas características. Meriton sólo permite que sea sea bueno, bonito y barato, sobre todo barato, y así es difícil encontrar a algún futbolista diferencial.

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