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Ribó desconfía del plan de Lim para el nuevo estadio: «Estoy como Santo Tomás»

Ribó desconfía del plan de Lim para el nuevo estadio: «Estoy como Santo Tomás»

Meriton trata de evitar un nuevo fracaso como el de ADU e insiste en buscar un fondo de inversión o que el empresario se implique con el aval de un crédito

Martes, 23 de febrero 2021, 00:05

Para Meriton ahora es tan importante que Kang In haga diabluras y que Manu Vallejo consiga goles salvadores como acertar con el plan del nuevo estadio del Valencia. La propiedad del club llevaba demasiado tiempo de espaldas a la división de obras (tampoco se han implicado mucho en dotar de calidad a Javi Gracia), pero el tiempo se agota. El Ayuntamiento y la Generalitat fijaron el mes de mayo para que se hiciera realidad la vuelta de las obras al coliseo de Cortes Valencianas. Quedan tres meses y mucho por hacer. La primera medida es contar con un proyecto fiable y creíble que presentar a las instituciones. En la anterior visita, Anil Murthy llegó con las manos en los bolsillos y con la única intención de una prórroga de la ATE. Pero en estos momentos ya no vale la dialéctica, se precisan de planos, números y fechas. En eso están ahora el presidente del Valencia y el máximo accionista en Singapur. Está previsto que en las próximas horas ambos se reúnan cara a cara –Murthy ha tenido que pasar una cuarentena de catorce días antes de poder moverse con libertad por el país asiático– para fijar el plan a seguir.

No se puede volver a fallar. Meriton está presionado para evitar un nuevo fiasco como fue el de ADU para la adquisición del solar de Mestalla. Un paso en falso y todo se irá al garete. La pretensión es decidirse sobre las opciones de que dispone para contar con el efectivo suficiente con el que reactivar la construcción. En estos momentos trabajan sobre dos opciones claras. Una de ellas es conquistar a un fondo de inversión con un proyecto inmobiliario, que cumpliría los requisitos de la administración y que ingresaría los millones necesarios para construir el nuevo estadio, pero el actual contexto económico mundial, golpeado por la pandemia de coronavirus, dificulta el hallazgo de un interesado. En la segunda opción se plantean varias alternativas y una de las que se han puesto negro sobre blanco es que Lim avale personalmente un crédito para que regresen las máquinas al nuevo estadio. Lo que ha pasado al olvido es la promesa, que no obligación, que lanzaron tanto Amadeo Salvo como Aurelio Martínez en una asamblea informativa en mayo de 2014, en pleno proceso de venta: «Si no vende las parcelas de Mestalla en dos años, Lim las comprará por 150 millones de euros».

Pero hay quien todavía sigue desconfiado. Uno de ellos es el alcalde de Valencia. Joan Ribó insistió ayer en las mismas manifestaciones de semanas anteriores y es confiar más en los hechos que en las palabras, sobre todo tras la última reunión en el Consistorio, en la que no se ofreció alternativa alguna. «Cuando me dicen que se quiere avanzar estoy como Santo Tomas (»si no lo veo, no lo creo«). Cuando contemple actuaciones estaré encantado de ello. Me creo que lo que me dicen no es una cortina de humo, pero si no se hace tendremos que decir que lo que se decía no estaba ajustado a la realidad», manifestó ayer el alcalde. Mientras, fuente de la Generalitat no quisieron pronunciarse sobre las intenciones de Peter Lim.

Eso sí, el presidente del Consell, Ximo Puig, será el primero en enterarse de la opción elegida por Lim. Antes del viaje de Murthy a Singapur, el dirigente solicitó una reunión, que sigue sin fecha fijada pero que se pretende que sea en este próxima marzo. Ahí tendrá que ofrecer todos los pormenores para convencer a las instituciones y apoyar desde la administración el plan para que el coliseo que ideó Juan Soler se convierta en realidad.

La ATE ha pasado de ser la salvación a poco menos que convertirse en una pesadilla para la entidad, que se expone si no acaba cumpliendo los plazos establecidos (para 2025 tenía que estar ya todo finiquitado, incluso las viviendas) a perder no sólo la garantía de la fianza depositada en su día y que asciende a 1,4 millones de euros sino a la obligación de indemnizar a la administración por incumplir los compromisos adquiridos en lo que se refiere al pabellón polideportivo cubierto que tenía que hacer para los vecinos del barrio: 18 millones de euros.

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