MANUEL MOLINES
CAYETANO A LA CONTRA

Ni Arias evita el descalabro

El Valencia necesita mucho más que la defensa pública del excapitán; necesita una estructura, un proyecto y una idea de club

CAYETANO ROS

Lunes, 21 de febrero 2022, 02:09

Defender también es un arte y puedes hacerlo a través del balón o de los pelotazos, pero siempre con inteligencia. La que lucía Ricardo Arias, melena al viento, en los años ochenta, en constraste con esta zaga borrosa de Pepe Bordalás, desincronizada en la línea del fuera de juego. En contra de lo que se vendió desde el club con el eslógan 'adn valencianista', Bordalás tampoco ha frenado la sangría goleadora de los tres últimos años porque un equipo es mucho más que la línea de cuatro. Es una estructura, un proyecto de futuro, una idea de club. Todo eso que desprecia el principal accionista, Peter Lim. Ayer en Mestalla, a muchos aficionados valencianistas los árboles (los incomprensibles pitos a Ferran Torres) no les dejaron ver el bosque (la incompetencia de los gestores de Singapur).

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«El señor Arias este». Hay aspirantes a entrar en una escuela de cine que no conocen a Alfred Hitchcock, estudiantes de periodismo que no leen periódicos y, ahora, futbolistas profesionales que no conocen a Arias. La alusión de Dani García, centrocampista del Athletic, a la leyenda del Valencia como «el señor Arias este» demuestra no solo ignorancia sino también el desprecio de muchos jóvenes hacia su acervo cultural. No solo por lo que ganó Arias (una Copa del Rey, una Recopa y una Supercopa de Europa), sino por lo que simbolizó: la elegancia y el compromiso también cuando bajó el Valencia a Segunda División, en 1986, para volverlo a subir un año después. «Arias como portavoz es como Mick Jagger hablando de los Stones», me dijo Rafa Lahuerta.

Ninguna superioridad moral. Las palabras de Arias («que lloren y que digan lo que quieran») respondían a unas previas del presidente del Athletic, Aitor Elizegi, dando consejos al árbitro de la vuelta de las semifinales de la Copa del Rey, el 3 de marzo en Mestalla. Nada inocente teniendo en cuenta los precedentes: el clamoroso penalti no pitado en la ida por el derribo de Vivian a Hugo Duro y la afinidad entre Elizegi y el presidente de la federación, Luis Rubiales, enemistado a su vez con el Valencia por la demanda contra la Supercopa de España de 2020.

La cobardía de Munuera Montero. Se necesitan árbitros valientes y que juzguen a los jugadores independientemente del equipo al que representen. Munuera Montero se tragó el penalti a Hugo Duro y, unos días después, le perdonó la segunda amarilla a Rodrigo de Paul en el Atlético-Levante. Minutos más tarde, otro rojiblanco, el argentino Correa, embistió con un pechazo al mismo colegiado con el resultado de una amarilla. La justificó en el acta por haberle hecho «unas observaciones».

Hay luz en el universo granota. Por fin una decisión razonable del presidente del Levante, Quico Catalán, al contratar a Felipe Miñambres como director deportivo. El club azulgrana necesitaba a alguien capaz de serenar a sus jugadores y de hablarles con propiedad. El técnico asturiano está avalado por la experiencia de quien ha pasado por todas las fases del oficio: fue mundialista con España, en el Mundial de Estados Unidos 94, ha sido entrenador y secretario técnico. En caso de caer, que sea con dignidad y cimentando las bases para el regreso.

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