Rioja es de extrema necesidad

Pero por supuesto, los ojos de los asistentes a la Ciudad Deportiva estaban puestos en Luis Rioja. El extremo del Alavés fue además titular, demostró su velocidad por banda y se atrevió con algún disparo que activó a Dimitrievski. El andaluz, que a su llegada a Valencia ya habló diciendo que no sabía dónde podría estar su futuro, fue el foco de atención. A pesar de que la dirección deportiva babazorra sigue afirmando que no han llegado ofertas por el jugador, el acuerdo personal con el futbolista está cerrado a falta de que se consiga dar salida a Samu Castillejo. Con la visita del Alavés a Paterna, raro sería que no haya habido alguna conversación entre directivas al respecto del futuro de Rioja.

En cuanto al partido en sí, Baraja siguió ensayando con su habitual 4-4-2, formación que adopta el equipo en fase defensiva, ya que con la posesión del balón se transforma en algo más parecido a un 4-1-4-1. Rafa Mir, como nueve, estuvo cerca de llegar a un par de remates que se antojaban peligrosos, pero esa falta de ritmo competitvo pudo ser el factor que le impidió llegar a concretar sus ocasiones. Cómo no, el público del Puchades no faltó a su cita para cantar el «Peter vete ya» en el minuto 19. La tarde, menos calurosa que la del partido ante el Castellón por el airecito que corría por Paterna, fue aprovechada por multitud de familias con niños que acudieron a ver jugar a su equipo, por mucha pretemporada que sea.

Tras un primer tiempo insulso, con más posesiones estériles de las que le gustaría a los entrenadores, la segunda mitad revolucionó el encuentro con los cambios tras el descanso. Además, un pequeño encontronazo entre Benavídez y Pepelu, que luego se amplió a Abqar y Hugo Duro, subió la temperatura y puso a hervir la sangre de los futbolistas. Poco después, el Alavés pondría el primer gol en el marcador gracias a una jugada por banda de, precisamente, Luis Rioja. Puso un centro al primer palo, que tras un rechace en la defensa, acabó siendo rematado a bocajarro por Conechny. Dimitrievski, a tan poca distancia, no pudo evitar el tanto babazorro.

El Valencia recibió el golpe pero intentó reponerse. Las dificultades para generar peligro se repetían pese a los intentos de los jóvenes. Y es que en los minutos finales, con el once repleto de canteranos, el equipo se parecía más al filial que a la primera plantilla. Destacable la aparición del marroquí Hamza, recién llegado desde el Nástic para reforzar al equipo de Angulo. Sus encaradas y desbordes levantaron los ánimos de la grada, que se sorprendió con los primeros minutos de este jugador desconocido para muchos. Si sigue dejando detalles así, no sería de extrañar que Baraja eche mano de él en el primer equipo ante la falta de extremos, el déficit de este equipo.