
EFE/R. D.
Miércoles, 28 de noviembre 2018, 00:38
Si la UEFA hubiese implantado el VAR para la fase de grupos, el Valencia seguiría vivo hoy en la Champions. Así de sencillo. Una mágica intervención de David de Gea y un disparo de Marouane Fellaini en el tiempo le bastó al Manchester United para ganar de manera ramplona y por la mínima al Young Boys y dejar sellada su clasificación para los octavos. El belga se ayudó de la mano para controlar el balón antes de proyectar el disparo que batió a Von Ballmoos. Pese a que la acción se ve con claridad en el vídeo y los defensores suizos protestaron, el colegiado no percibió una infracción que luego el futbolista tuvo el valor de negar: «Para mí no fue mano y, si me toca, no ha sido a propósito».
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Sólo Rashford, tirando de espacios, y De Gea, salvador a última hora, destacaron en un conjunto que a cada jornada de Champions demuestra lo lejos que está de la elite europea. Sin embargo, incluso en una noche tan horrible el faro de Fellaini se encendió y en el descuento bajó una pelota de espaldas, le pegó y certificó los tres puntos que evitaron que Mestalla decidiera dentro de dos semanas una plaza para los octavos de final.
El público no se creía el pobrísimo juego de su equipo ante el débil Young Boys. Sin Pogba en el medio -empezó en el banquillo-, los Diablos Rojos no dominaban ningún área del campo. Las llegadas suizas, escasas, daban más miedo que el ataque estático inglés. Solo con espacios y aprovechando los clamorosos errores del cuadro helvético, el United se vio cómodo y ahí, Rashford fue el que mejor se sintió.
Entraron Pogba y Lukaku mediada la segunda parte y el United, en una jugada de carambola estuvo a punto de quedarse sin botín alguno. Un remate dentro del área tocó en un defensa y De Gea metió una mano salvadora en un balón que se colaba sobre la línea de gol y regaló veinte minutos a los suyos para que la victoria aún fuese posible.
Pero el crono, impasible, corría y el United no. La triste imagen del público de Old Trafford abandonando el estadio con tres minutos aún sin jugarse hacía justicia a un equipo perdido en el campo . Se perdieron la acción en la que la picardía de Fellaini apuntilló al Valencia.
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