Ha llegado el día en el que Amadeo Salvo y Aurelio Martínez se tenían que ver de nuevo las caras, pero ya no como ejecutivos del Valencia sino ante el juez, precisamente para someterse al juicio por el proceso de venta del paquete mayoritario de las acciones a Meriton, tras la denuncia presentada por cinco socios del club blanquinegro. Esta transacción fue aprobada en una reunión extraordinaria del patronato de la Fundación que presidía el hoy máximo responsable de la Autoridad Portuaria de Valencia, mientras que el club estaba encabezado por el empresario y principal dirigente del Ibiza, que ocupa puestos de descenso a Primera RFEF.
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Ambos ejecutivos han accedido a primera hora de este miércoles a la Ciudad de la Justicia de Valencia. A falta de las preguntas que se les formulen en la sala, la entrada al edificio ya no ha sido para nada un momento agradable para ninguno de los dos, que han sido objeto de insultos de un grupo de aficionados blanquinegros que se han dado cita en la zona peatonal que hay en los aledaños de la instalación judicial.
Equipados por las ya conocidas pancartas amarillas con el lema, también más que sabido de 'Lim go home', estos aficionados no han parado de increparles y proferir algunos insultos como «poca vergüenza» y «estafadores» a ambos, hasta que han entrado en el edificio, sin realizar declaraciones a los medios de comunicación que se congregaban.
Aurelio Martínez ha entrado con una sonrisa tensa mientras un aficionado le abordaba: «Aprovecha para pedir perdón ahora, aprovecha». El presidente de la Autoridad Portuaria no ha querido hacer ningún tipo de declaración a su su llegada cuando se le ha preguntado sobre qué iba a declarar: «Ahora lo verás». Mientras tanto, los seguidores le preguntaban en un tono elevado que dónde está la deuda (en alusión a su promesa en el conocido acto en Mestalla de que Peter Lim se haría cargo de ella) y le exigían que devuelva la insignia de oro y brillantes que le impuso Amadeo Salvo.
Precisamente, el expresidente del club ha llegado también trajeado, como Aurelio Martínez, con gafas de sol y un semblante mucho más serio. El empresario ni siquiera ha dirigido la palabra a los medios de comunicación cuando trataban de arrancarle una declaración previa a la celebración del juicio. Ha apretado el paso para entrar al Palacio de Justicia mientras recibía insultos de similares características a los que había escuchado el expresidente de la Fundación, que en el momento de la venta era propietaria del paquete accionarial con el que Peter Lim pasó a controlar el Valencia.
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