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En ocasiones, la vida deportiva permite cerrar viejas heridas aún en activo con curiosos viajes de idea y vuelta. El de Santi Mina es uno de ellos. En 2015, tras unas semanas de negociaciones que no fructificaron entre el Valencia y el Celta, el jugador depositó en la Liga su cláusula de 10 millones de euros para fichar por el conjunto de Mestalla. La exigencia que siempre puso encima de la mesa el presidente Carlos Mouriño para cerrar la operación. Una medida que, evidentemente, no gustó a la afición celtiña después de que el delantero explotara la temporada anterior con 18 años. Desde entonces, cada partido que disputó el Valencia en Balaídos se convirtió en una pequeña condena para Santi Mina, que tuvo que escuchar los pitos en casa.
El delantero no dejó pasar la oportunidad en su presentación para pedir disculpas por aquella abrupta salida: «Un chico que llevaba nueve o diez años en el club que se fuese de esas formas no fue lo más ético ni la mejor forma de haberlo hecho. Yo lo asumo. Vuelvo a ser jugador del Celta y tendré que demostrar dentro del campo para cambiar esos pitos por aplausos». Una declaración que contrasta, como es lógico, con la ilusión con la que aterrizó en Valencia en julio de 2015. Entonces, el pago de la cláusula no fue ningún problema en sus primeras palabras como valencianista: «No dudé en venir porque sabía que iba a ser un paso adelante. Nadie me tuvo que dar un empujón para venir. En ningún momento dudé».
En su puesta de largo como nuevo jugador del Celta, tras la operación a tres bandas que ha acabado con Maxi Gómez en el Valencia y el defensa Jorge Sáenz cedido dos temporadas al conjunto gallego, el delantero volvió a reconocer que una de las claves para aceptar entrar en la operación fue la determinación de regresar a un equipo donde tenga más oportunidades: «El cariño con el que me trata la gente y los excompañeros hizo mucho a la hora de tomar esta decisión. Un jugador lo que quiere es sentirse arropado. Lo he notado durante todos los años que no he estado en Vigo. Volver a vestir la camiseta del Celta es un orgullo y un placer».
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