«Nos queda poquito de disfrutar de personas anónimas, importantes en el día a día. De Serreta». La frase es de Rubén Uría, segundo de Marcelino, y uno de los últimos técnicos que Vicente Navarro ha conocido trabajando para el Valencia CF. Hoy se despide en Mestalla un hombre que ha prestado servicio al club blanquinegro durante cuarenta años. Hoy se va Serreta, un utillero indispensable desde hace mucho tiempo para el primer equipo, compañero de fatigas de Españeta, de Pepe de los Santos, de Txemanu, Ventura, Iván Montero o tantos otros. Algunos futbolistas como los canteranos Carlos Soler y Lato ya se han despedido de Serreta, que a pocas horas de decirle adiós a Mestalla está emocionado y feliz. Se va tranquilo por las cuatro décadas de entusiasmo y agradecido al club porque ha facilitado que su jubilación sea como él quería que fuese.
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Hoy llegará a Mestalla un par de horas antes del encuentro, como siempre, expectante porque asegura no saber si habrá alguna sorpresa preparada por parte del club o la grada. Algo tiene claro: la banda del Centro Artístico Musical de Moncada le va a dedicar un pasodoble hecho para la ocasión. «Creo que me van a regalar la partitura», explica sonriendo Serreta, que no olvida ni por un segundo su cometido para este Valencia-Deportivo: surtir de balones a los futbolistas que partan como suplentes y que a ningún jugador le falte de nada.
A Serreta no se le arrancan anécdotas de vestuario con facilidad. Es una tumba. «Nunca me he llevado mal con nadie», sostiene. El utillero fue capaz, durante la pretemporada en Alemania de 2014, de prepararle una broma al médico Juan Albors con Nuno de compinche. Casi nada. Fue en la era del entrenador portugués cuando Serreta vivió los momentos más difíciles de su vida. En un entrenamiento de puertas abiertas (enero de 2015), se desplomó. Los primeros en actuar fueron Otamendi y Orban. «Me han dicho que les mordí», contaba entonces. «Y también a Juan Albors». Serreta no guarda muchos recuerdos de ese momento, aunque sí de cómo se volcó el valencianismo tras el incidente. Nuno le quiso dedicar la victoria del partido ante el Real Madrid, se desplegó una pancarta en la grada sur en su honor...
Mari Ángeles y Teresa, hermana y sobrina del utillero, cuidaron de él tras su paso por el hospital. Allí conoció Serreta a Peter Lim. «Señor Lim, yo soy el que revoluciono el vestuario», le dijo al dueño con Amadeo Salvo como traductor. La habitación de Serreta era la más concurrida del centro: Layhoon, Luis Cervera, Angulo -el futbolista con quien más trato ha mantenido y mantiene-, compañeros, médicos... Serreta repasa emocionado esos momentos en el Bar Josep de Moncada, sede de la peña 'Serreta, foc i flama', que se gestó en su honor. Hoy, el utillero revisará el material por última vez en Mestalla aunque seguirá trabajando en la ciudad deportiva hasta final de curso.
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