El Sevilla, el desplome de una bestia negra del Valencia
Los hispalenses llegan a Mestalla inmersos en una crisis deportiva y societaria que guarda paralelismos con la entidad blanquinegra
Si se acude a las estadísticas y se extrae el partido de este viernes (21 horas) de la realidad actual, un Valencia-Sevilla suena muy ... bien. Y si se consultan los datos de las últimas temporadas, el conjunto hispalense se ha convertido en una especie de bestia negra para el equipo blanquinegro. Pero en el aquí y el ahora, ambas entidades se medirán en este tramo final de Liga sumidos en una crisis deportiva con vaso comunicante a otra, aún más grave, institucional. Y las aficiones de los dos clubes han mostrado, de una forma u otra, su descontento con la gestión.
Esto ha ocurrido de forma más reciente en el entorno del Sevilla. Hubo riesgo serio de que se registraran incidentes, tanto en el interior del Sánchez Pizjuán como en los aledaños, en la jornada pasada, cuando el equipo cayó contra el Atlético (1-1). Esa derrota -que más contundente fue la del Valencia ante los colchoneros (0-3)- fue la gota que colmó el vaso entre unos seguidores que han pasado de ver a su equipo en Champions a temer el descenso.
Después de años de un compleja lucha de poder, hay una guerra abierta entre Del Nido padre e hijo, y mientras tanto el club ha entrado en una deriva peligrosa. A nivel deportivo, que es lo que lo tapa todo en el fútbol, no se acierta en las últimas temporadas con los proyectos: el Sevilla ha pasado de ser el cuarto de España y estar considerado como el claro favorito a ocupar el puesto de Champions tras Real Madrid, Barcelona y Atlético, a pasarse gran parte de la Liga mirando a los puestos de abajo.
¿Les suena? Sí, precisamente cuando el Valencia, ya de Peter Lim, cayó de ese estatus, y a causa de la desinversión del máximo accionista en la plantilla, el Sevilla se instaló en ese puesto vacante. Esto se tradujo en que el conjunto del Sánchez Pizjuán pasase a tener mejores futbolistas que el blanquinegro. Por ello, el Sevilla se convirtió en una especie de bestia negra. Y eso, a nivel estadístico, se ha plasmado en una sola victoria valencianista en cinco temporadas, a lo que hay que sumar una sonrojante eliminación copera (3-0, jugando el Valencia con suplentes, dejando de lado descaradamente la competición del KO).
Pero claro está, con la pérdida del puesto de Champions y, por lo tanto, de poder adquisitivo, el Sevilla ha tenido que echar mano de peores futbolistas. No ha logrado recuperar posición europea y ahora se halla en una situación similar al Valencia: instalado en la medianía de la Liga. De hecho, los blanquinegros ganaron ya la campaña pasada en el Pizjuán (1-2, la única victoria ante este rival en un lustro) y han igualado los dos últimos encuentros (1-1), uno de ellos en cada estadio.
Por primera vez en este lustro las tornas parecen levemente cambiadas a favor del Valencia. El club de Mestalla, con la victoria en el Bernabéu, tiene a su afición en un estado de alegría que ha hecho aparcar (en cierto modo, claro está) la crispación contra Meriton. Hay una tregua no escrita para terminar de salvar al equipo, y ya se verá. Y el Sevilla, mientras tanto, se plantará este viernes en el coliseo de la avenida de Suecia en pleno apogeo de la crisis: con esa derrota ante el Atlético con conato de rebelión como gasolina que puede acabar de achicharrar a García Pimienta si suma otra decepción.
El técnico, renovado por sorpresa durante una de las buenas rachas del equipo, quizás sea destituido si el Valencia le gana este viernes y le pasa en la clasificación. Para la grada blanquinegra esos 37 puntos serían la bendición de olvidarse prácticamente del descenso tras todo lo sufrido en la primera vuelta. Para el sevillismo, quedarse con 36, temer la posibilidad de bajar a Segunda. Que esta opción es muy remota, pero también es cierto que la distancia entre la tranquilidad y el caos es muchas veces casi imperceptible. Y más entre clubes y aficiones acostumbrados a enfrentarse por objetivos mucho más ilusionantes que una insípida permanencia en Primera.
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