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A Marcelino de nada le sirvió haber ganado la Copa del Rey. Papel mojado. Pasó el peor verano de su vida, con viaje a ... Singapur incluido y con sentencia de muerte ya redactada en un cajón para activarla casi de manera inmediata cuando la ocasión propiciara. A Javi Gracia, el verano también se convirtió en un suplicio hasta el punto de sacarlo de sus casillas y forzarle a presentar una dimisión que al final no fue como tal. Luego llegaría el turno de Bordalás, mucho más avispado, aunque también tuvo sus más y sus menos con estos calores del cierre de mercado que siempre cocina a fuego lento y desesperante Meriton. Con Gattuso la cosa fue diferente, mucho más plácida, por aquello de la amistad con el máximo accionista aunque en enero se la volvieron a jugar y el italiano, a su estilo, emuló a Prandelli y saltó del barco un minuto antes de que lo volvieran a dejar en la estacada.
De todo eso y de todos ellos aprendió Rubén Baraja pero eso no le va a librar de pasar por la misma angustia. Hasta el viernes que viene, el entrenador del Valencia debe tener un esparadrapo en la boca. Habrá que ver cuál será su reacción tras el cierre del mercado de fichajes si el Valencia vuelve a quedarse con el quiero y no puedo en lo que a Rafa Mir se refiere («la decisión es firme, Rafa Mir no sale del Sevilla», declaraba al programa Sin Ataduras Víctor Orta), motivo por el cual ya hasta están buscando alternativas a toda prisa. Luego, habrá que ver cómo se las apañan Layhoon, Corona y Javier Solís cuando calibren en público dentro de unos días en qué disposición queda el Valencia 23-24.
Cada día que pasa, el nivel de incertidumbre crece con Rafa Mir y las posibles consecuencias negativas de todo ello aumentan. Que Baraja comparezca tras perder 1-2 ante Osasuna y que se limite a decir que el Valencia necesita aumentar sus variantes ofensivas es sencillamente la utilización del juego verbal para lanzar su advertencia sin tener que declarar por ello la guerra a Peter Lim.
El problema es que a 29 de agosto, el Valencia todavía no ha cerrado la contratación de su hombre gol, la posición de más peso dentro de la plantilla. Que Baraja quiere a Rafa Mir es algo que se sabe ya desde hace bastantes días; que Mir quiere jugar otra vez en Mestalla es también una cuestión que no admite dudas, pero que el Sevilla pone cada vez más cuesta arriba la situación es algo que empieza a enturbiar el panorama aunque pueda sonar a estrategia aparente. La necesidad valencianista de obtener cedido al delantero sale ya del plano de la inquietud y entra en el del pánico. Va a ser pues ésta la semana del gran desafío para Corona, que ya el año pasado maniobró al límite con Almeida, Cavani, Moriba y Kluivert.
Al Sevilla se le ha torcido este inicio de temporada más de lo previsto y el Valencia paga las consecuencias. Ni ayudan esas tres derrotas que ha sufrido, ni que En-Nesyri pueda ser traspasado. Por eso ahora el Sevilla varía su estrategia y dice que Mir no va a salir del Sánchez Pizjuán.
A diferencia de lo que pasó cuando fue el Valencia a la Basílica de la Virgen, el presidente andaluz sí habló este lunes coincidiendo con la visita a la Catedral andaluza. «No sé los fichajes que llegarán, pero de aquí al día 1 va a hace movimientos de entrada y salida seguro. Los contactos son continuos estos días pero no hay una oferta concreta por ningún jugador ahora mismo. Esto no es como antes, para que entren unos, tienen que salir otros...», decía José Castro sobre la situación concreta del delantero marroquí.
Hasta que no se despeje el camino para En-Nesyri, al Valencia no le queda otra que aguantar a que le toque su turno en la cola. Y eso, para Baraja debe ser desesperante. El Valencia ya ha hecho todo lo que podía hacer (asumir los 2,5 millones de amortización anual y la ficha).
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