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Cuatro temporadas a casi nueve millones de euros de coste cada una entre sueldo y fichaje; 119 partidos oficiales; un título de Copa del Rey; una arriesgada y valiente defensa del trabajo de Marcelino y una grave lesión de rodilla completan el legado de Ezequiel Marcelo Garay (10-10-1986) como jugador del Valencia. El internacional argentino apura camino de sus 34 años su último y definitivo periodo como valencianista acudiendo con puntualidad y bastante resignación cada día a la ciudad deportiva de Paterna, donde continúa su proceso de rehabilitación.
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Para Garay, este final de competición va a tener una sensación diferente al del resto de compañeros. Al hecho de no poder ayudarles sobre el césped –todavía le quedan muchas semanas de trabajo en solitario– se le une una circunstancia un tanto especial. Su contrato termina el 30 de junio próximo y las palabras que escribió este lunes en las redes sociales refuerzan un poco más la idea de que el Valencia y él van a separar sus caminos. Si acierta o no el Valencia en no forzar el acuerdo de renovación es algo que deberá explicar Anil Murthy o, en su defecto, un César Sánchez que desde que llegó no ha abierto la boca. De momento, el único que ha hablado al respecto ha sido Celades: fue en enero y dejó claro el técnico que quería que se quedara y que todo se «resolviera pronto». Le falló el deseo.
Es evidente que el tono de las palabras del jugador apuntan a la despedida. Ni Garay ni Murthy han hablado públicamente sobre esta cuestión, pero han ido pasando los meses y ha perdido fuerza esa primera intención que apuntaba que el Valencia quería la continuidad del argentino, un futbolista considerado como titular indiscutible y que contribuyó a ganar la Copa y a meter al equipo en Europa.
Garay reúne además una circunstancia un tanto especial. Es un hombre de Jorge Mendes, con todo lo que ello conlleva. Al Valencia llegó casi sobre la bocina en el mercado de verano de 2016 y García Pitarch, por entonces responsable deportivo blanquinegro, se deshizo en parabienes hacia el agente portugués, que fue el que favoreció su salida del Zenit. El Valencia pagó 22 millones de euros entonces por un jugador al que difícilmente luego le podía sacar algo de rentabilidad económica con un traspaso teniendo en cuenta su edad.
Garay dio lo que se esperaba de él: experiencia y categoría a una defensa a la que Marcelino se entregó en cuerpo y alma. De hecho, el argentino es el futbolista de la actual plantilla con más trofeos en su currículum (11). Hoy en día su valor de mercado se posiciona en los 4,8 millones de euros y su salida, de confirmarse, dejará a Gabriel Paulista –uno de sus más afines en el vestuario– como el líder natural de la defensa.
Fue esa estrecha vinculación del jugador con Marcelino la que le hizo utilizar las redes sociales para posicionarse en contra de la decisión de Lim de prescindir del asturiano. En esas redes sociales reúne casi un millón de seguidores, superado ampliamente por su mujer (Tamara Gorro) con más de dos millones de incondicionales.
Esta temporada, Garay sólo va a sumar 1.891 minutos de competición, lejos de los 3.009 que marcó el año pasado o de esos 4.456 que tuvo de juego cuando en la 2013-14 defendía los colores de Benfica.
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