Guedes, la luz entre las sombras de Meriton

Gonçalo Guedes representa, dentro del ilusionante inicio que ha plasmado el equipo sobre el césped, la caótica etapa de Meriton en el Valencia. El portugués es el fichaje multimillonario para contentar a un entrenador que luego cayó en desgracia. O el futbolista al que había que vender sí o sí para cuadrar las siempre maltrechas cuentas del club. O el jugador que se queda a regañadientes pero que de repente recupera otro técnico y demuestra que sí vale los 40 millones que se pagaron por él.

El Valencia puede ser hoy líder de la Liga pero sigue sin ganar el partido de la gestión. El magnate que llegó bajo la promesa de convertir el club en uno de los grandes de Europa continúa sin dar soluciones ya no solo a la monstruosa deuda, sino a la ATE que debe reactivar las obras del nuevo Mestalla.

El último paso por parte del Valencia ha sido presentar un documento a la Conselleria de Economía Sostenible, Sector Productivo, Comercio y Trabajo, comprometiéndose a destinar el dinero que le corresponde de CVC al nuevo Mestalla. En realidad al club presidido por Anil Murthy no le quedaban demasiadas alternativas: cuando se llegó al acuerdo con el fondo de inversión, desde LaLiga se justificó como una maniobra para que los clubes den un salto tecnológico. Por ese motivo, obligatoriamente deben destinar el 70% del maná que van a recibir en los próximos meses a mejorar sus estadios. El resto del dinero sí puede dedicarse a boquetes económicos derivados de la pandemia y a reforzar la plantilla.

El Valencia dispondrá, de este modo, de en torno a 80 millones y no tiene ningún sentido sepultarlos en el viejo Mestalla. Contará más del 50% de los 150 en que Meriton cifró la finalización de las obras de Cortes Valencianas. Peter Lim, no obstante, mantiene que sólo reactivará los trabajos cuando cuente con toda la financiación. Una de las opciones sería avalar personalmente, algo que no es para nada descabellado y más cuando esta semana ha trascendido que su fortuna supera los 2.500 millones, lo que le ha permitido escalar 65 puestos en la lista Forbes (es el 1.008) con respecto a febrero.

Pero Lim no sólo no da el paso para dotar a la Generalitat de un argumento sólido para conceder la prórroga de la ATE. El máximo accionista sigue sin ofrecer argumentos respecto a este asunto y a otras decisiones discutibles. Sin ir más lejos, a los continuos bandazos en la parcela deportiva, pendulares, como el de ahora de volver a confiar en profesionales del fútbol para confeccionar el equipo. Esta luz que es el Valencia de Bordalás viene de dos años de deriva tras las discutibles destituciones de Mateo Alemany y Marcelino García Toral meses después de ganar la Copa en el año del centenario. Ahora el equipo vuelve a ilusionar porque se ha contratado un entrenador con personalidad y, como al asturiano, se le ha escuchado cuando ha pedido refuerzos.

¿Pero qué pasará si el alicantino toma una decisión que no vaya en sintonía con lo que manden desde Singapur? ¿O le ha concedido Lim más autonomía de la que otorgó a Marcelino? De momento, no le ha ninguneado, como se hizo con Javi Gracia el verano pasado.

Con quien se sigue sin contar es con la afición, más allá de considerar al valencianista como el cliente de una empresa. Sirva como ejemplo el cierre de los comentarios en las redes sociales. O las maniobras para convertir la junta general en clandestina ante la necesidad de contar con casi 3.600 acciones para asistir. Cuando Mestalla apaga los focos que iluminan el césped, el club sigue sumido en las tinieblas.

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