El 19 de febrero de 2019 desvelaba Luis Rubiales su nueva Supercopa. La Federación, sin previo aviso, cambiaba el modelo para enviar el torneo a Arabia Saudí, donde esta semana llegaron las expediciones del Valencia, del Barcelona, del Real Madrid y el Atlético. Cuatro grandes en Yeda, a más de cuatro mil kilómetros de casa, jugándose un título que hasta el plan de Rubiales disputaban los campeones de Liga y Copa del Rey. Hasta allí puso rumbo el conjunto blanquinegro pese a la oposición inicial de Marcelino y Mateo Alemany (muy duro con el presidente de la Federación), cuyo testigo asumió Anil Murthy en estos últimos meses. Después de comparecer sobre el césped del King Abdullah Sports City y todavía en pleno conflicto con la RFEF, queda claro que esta Supercopa de España nació y murió maldita para el club de Mestalla.
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Empezando por el final está la semifinal contra el Real Madrid. Y ahí el Valencia fue demasiado débil como para contradecir lo más mínimo la clasificación del conjunto de Zidane. «No estuvimos a la altura ni fuimos el Valencia de este año», dijo Cheryshev. «Es un momento que no es fácil. Se queda mal cuerpo», abrochó Celades. La baja de Rodrigo Moreno alteró por completo al equipo blanquinegro y a su entrenador. El técnico apostó por un trivote que no le suele funcionar al Valencia, mandando a Ferran Torres a la delantera sin la posibilidad de explotar el ritmo del valenciano en banda. Jaume falló, el centro del campo fue engullido por los rivales y probablemente los cambios desde el banquillo –esencialmente el de Maxi Gómez– llegaron tarde y no surgieron el efecto deseado. Se paseó el Real Madrid, con total seguridad sorprendido por el nivel de un Valencia que hace menos de un mes (15 de diciembre) se las hizo pasar canutas en el partido de Liga.
El silencio y las cargas largas marcaron el regreso a casa de la comitiva valencianista, que llegó ayer a primera hora de la tarde a Manises sin el presidente, Anil Murthy. Ni el técnico ni tampoco los futbolistas (a Yeda fueron todos, incluso los lesionados) pusieron un pero al batacazo futbolístico de la Supercopa. Por delante, dos días de descanso a la plantilla durante el fin de semana y algo de tiempo extra para asimilar las causas de la actuación contra el Real Madrid antes de regresar a la Liga contra el Mallorca el 19 de enero.
En el terreno social, la Supercopa de España todavía no ha terminado. Al menos, esa es la idea que mantiene el Valencia, decidido a llegar hasta el final en su pelea con la Federación por el reparto económico del torneo. En los despachos de la RFEF esperaron durante semanas el visto bueno desde Singapur (Peter Lim) al contrato de la Supercopa y cuando llegó, el Valencia especificaba que no estaba conforme –según detalló Murthy en 'Marca'– con el dinero asignado a cada club. Cabe recordar que la bolsa para el Valencia no alcanza los tres millones de euros, el Atlético percibe algo más (alrededor de cuatro) mientras que Real Madrid y Barça triplican las cifras del club blanquinegro. La Federación se comprometió a aportar un patrocinador específico al Valencia para elevar el caché y nada. La otra opción era mejorar la cantidad económica, pero tampoco. Así que el Valencia jugó el torneo (algo que dio por hecho desde el principio, incluido Alemany) pero sigue pendiente del asunto y si no se soluciona en el Tribunal de Arbitraje, está decidido a llegar a la justicia ordinaria para reclamar un reparto igualitario.
Mientras tanto, Luis Rubiales volvía a sacar pecho por el nuevo formato y el dinero (unos cuarenta millones) que la RFEF percibe por llevarse la Supercopa a Arabia Saudí. Ante el aluvión de críticas en las redes sociales, Rubiales optó por escribir un par de tuits acentuando su defensa del torneo. «Esta Supercopa es mejor que la anterior, que importaba poco. Y produce muchísimos ingresos que nos ayudan a sacar adelante al fútbol modesto de Segunda División B y Tercera, o al fútbol femenino y el fútbol sala. Este trabajo es importante para la Federación y seguiremos por esta línea», expresaba el mandatario, que justificó la presencia de Atlético y Real Madrid (invitados en Yeda) puesto que en la Champions League también hay muchos equipos participantes que no fueron campeones de sus respectivas ligas.
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