Temor por las lesiones y recelo con el mercado

No puede estar más turbio el panorama para el Valencia. En la víspera de un partido de octavos de Copa del Rey que debería servir como habitual aliciente para el valencianismo, acostumbrado a disfrutar con esta competición, la perspectiva que se ajusta a la realidad dista mucho de cualquier tipo de incentivo blanquinegro. Más bien, la atención y no sólo de la afición sino también del propio Javi Gracia circula por otros derroteros mucho menos gratificantes. Hoy en día y aunque parezca un tanto extraño de encajar, adquiere más importancia saber qué es lo que tienen jugadores como Thierry Correia y Diakhaby, que descubrir cuál va a ser la fórmula que se inventa el entrenador para salir al Pizjuán y apartar al Sevilla –cuarto en Liga– de la Copa.

Además y por si no hubiera bastante con esperar a este martes para saber el alcance que tienen las lesiones de estos dos futbolistas (ambos en los isquiotibiales), en la jornada de ayer se registró el toque final para acabar de amargar el inicio de la semana. Como es habitual tras cada partido y teniendo en cuenta que mañana hay un nuevo compromiso, la plantilla al completo (incluyendo cuerpo técnico y personal) se sometió a un test de antígenos como marca el protocolo de LaLiga. Y fue después, al conocer los resultados, cuando se supo que un futbolista de los que habían estado en el Wanda había dado positivo. El club hizo un comunicado oficial al respecto sin desvelar la entidad del afectado, pero advirtiendo que tras esa prueba se estaba a la espera de verificar el resultado del PCR al que se sometieron después tanto el que había dado positivo como el resto de miembros. «El futbolista ya ha quedado, en consecuencia, aislado en su domicilio, al igual que sus contactos estrechos y se ha activado el protocolo COVID». Por esta situación ya han pasado varios valencianistas, el último afectado fue Lato.

Como no anda tampoco nada sobrado Gracia de efectivos, si se confirma finalmente el positivo, esta baja volvería a zarandear la prestación de la plantilla que en algunas demarcaciones está prácticamente cogida con pinzas. Soler, Racic y Maxi, por ejemplo, van soportando como pueden sus respectivas molestias. El problema es que no tienen recambio que pueda aportar un nivel similar y eso limita muchísimo más al entrenador. Por eso, la atención en el Valencia se vuelve hacia el mismo punto que hizo que la continuidad hace unos meses de Javi Gracia estuviera a punto de saltar por los aires: el mercado de invierno.

Ayer, Anil Murthy y Joey Lim se dejaron caer por el campo de entrenamiento. El presidente, hablando en boca de Peter Lim, poco menos que empeñó su palabra al entrenador de que este mes de enero se iba a remendar el descosido anterior por semivaciar a toda prisa el vestuario sin que vinieran refuerzos que evitaran el descalabro actual. Meriton se encargó de insistir en ese mensaje, mucho antes de que se abriera la ventana de fichajes con el fin también –se supone– de calmar la indignación de la afición. Pero quedan cinco días por delante para que se acabe el periodo y el único movimiento que se ha producido es el de Piccini (por iniciativa del propio futbolista), que ni mucho menos viene a compensar las necesidades reales.

«Creo que algún jugador más caerá además de Piccini». Es la última versión que se conoce de las intenciones de la secretaría técnica/Meriton. Quien pronunció estas palabras fue Ricardo Arias en el Wanda antes del partido contra el Atlético. El excapitán actuó como portavoz oficial, aunque también lo fue en su momento José Luis Zaragosí y el resultado final le acabó costando el puesto como consejero.

Que el Valencia ha hecho gestiones es más que evidente. El problema que se ha encontrado Lim es que una cosa es contactar e imcplicar a, por ejemplo, Harry Winks, y otra bien distinta convencer a las primeras de cambio al Tottenham.