La nueva iniciativa de poder escuchar la conversación entre el árbitro principal y el de la sala VOR, en situaciones en las que interviene el ... VAR, saca a la luz situaciones de la trastienda del fútbol, como mínimo, llamativas. En un fútbol cada vez con más cámaras, pero en el que muchas veces los protagonistas tratan de mostrarse más opacos (la extendida costumbre de los jugadores de taparse la boca cuando hablan es un ejemplo) es una bocanada de aire fresco que salgan a la luz intercambios como los de los colegiados que dirigieron el Valencia-Celta de Copa de este miércoles: Ricardo De Burgos Bengoetxea sobre el césped y Miguel Ángel Ortiz Arias desde Las Rozas y ante las pantallas.
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Y entre ambos se produjo un intercambio, en el que se puede percibir cierta tensión, con motivo del penalti señalado a favor del Valencia por mano que, en primera instancia, De Burgos Bengoetxea. Una vez avisado, el árbitro principal quiso tomar su propia decisión y evitó que la opinión de su compañero le condicionara a la hora de reanudar el juego o, como hizo finalmente, señalar la pena máxima que transformó Pepelu.
«Ricardo, tengo dos cámaras óptimas, te recomiendo que vengas a verla por favor», inició la conversación Ortiz Arias desde la sala VOR y, mientras empezaba a proyectarlas comenzó a explicarle a su compañero: «Vas a ver cómo el jugador defensor, Ricardo, estira su brazo a la altura del hombro...». Y es entonces cuando el colegiado principal le corta para observar la jugada con atención y sin escuchar al mismo tiempo la interpretación de un compañero.
«Vale, ponme las imágenes y déjame hablar, por favor», le pide De Burgos Bengoetxea«. »Venga, pues no te preocupes, no te digo nada y tú lo gestionas. Vale, estupendo, tío«, le respende Ortiz Arias, pausado pero en un tono más serio que en la primera intervención. El colegiado principal, analizando la acción, decreta efectivamente penalti. »Le pega en el codo. Esta es mejor imagen, ¿verdad?«, pregunta.
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A partir de este momento, Ortiz Arias responde prácticamente con monosílabos. A tres observaciones del árbitro principal, sólo interviene para decier «app revisada», que significa que se ha analizado la acción previa por si hubiera algo punible previo al lance que implica la pena máxima. «Me voy al penalti sin tarjeta por mano, ¿vale?», termina De Burgos Bengoetxea. «Estupendo», se limita a responder el colegiado de la sala VOR para terminar la comunicación sobre esta jugada. Lo cierto es que esta conversación es un ejemplo de una acción en la que el árbitro del césped toma su propia decisión, cuando muchas de las críticas que se están lanzando esta temporada contra este colectivo es que pitan condicionados por lo que les dicen desde Las Rozas.
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