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Paco Lloret
Sábado, 20 de enero 2024, 01:24
Frenesí en Mestalla. El Valencia había marcado cuatro goles antes del descanso y tres llevaban la firma de Pablo Aimar. Aquel fue su único triplete como valencianista. Nada más comenzar el segundo tiempo, llegó el quinto y último de los locales. Fabio Aurelio fue su autor al transformar un penalti. Los vascos maquillaron la goleada con un tanto a última hora. La noche del sábado, 26 de octubre de 2002 tuvo otro gran protagonista: Bernardino Pérez Elizarán 'Pasieguito', cuya figura fue honrada sobre el césped y en la grada tras su fallecimiento, ocurrido cinco días antes. No pudo haber mejor homenaje. Un triunfo rotundo con goles de bandera y juego extraordinario ante un rival con quién Pasieguito disputó en su época partidos memorables.
Coincidencias del destino: el primer doblete goleador de Pasieguito con el Valencia fue ante los leones en un duelo que concluyó con otra goleada: 5-0, sucedió en la temporada 48-49. El interior nacido en Hernani batió la portaría bilbaína un par de veces en la primera mitad. En la reanudación, Epi, Igoa, y Mundo redondearon el marcador con sus goles, todos ellos de procedencia vasca. Fiesta entre los valencianistas que valoraban este resultado por el potencial del contrario. Un par de meses después, ambos equipos se cruzaron en la final de Copa celebrada en Chamartín y resuelta por la mínima a favor de los valencianistas.
En el recuerdo póstumo a Bernardino Pérez Elizarán, se pudo leer una pancarta en la grada que rezaba: «La grandeza del presente es el mejor homenaje a los protagonistas del ayer. In memoriam. Pasiego.» Los jugadores del equipo adiestrado por Rafa Benítez lucieron brazaletes negros y se guardó un emotivo minuto de silencio. Aimar, con una brillante exhibición, honró al hombre que lo fue casi todo en el Valencia: jugador, capitán, internacional, secretario técnico y entrenador. Su legendario olfato para descubrir jugadores le reportó una merecida reputación de cazatalentos.
A los 6 minutos Aimar inauguró el marcador con un disparo ajustado desde fuera del área tras una combinación prodigiosa. Un minuto después, llegó el segundo, obra de Carew. Una losa para el Athletic, dirigido por Heynckes, que ya en la víspera del partido había expresado sus temores por la entidad de un rival que defendía el título de campeón y volaba en su grupo de la Champions. El entrenador alemán no andaba equivocado. El Valencia arrollaba a los de San Mamés. El argentino Pablo César Aimar desplegó toda su magia con un par de goles más antes del descanso. Aquella fue su gran noche. El segundo gracias a un remate seco cuando se hallaba cerca de la portería. El delirio llegó con su tercer gol, una acción individual que le permitió plantarse solo ante el portero bilbaíno al que dejó en el suelo con un movimiento sutil de cintura para marcar a puerta vacía.
Aimar no era una futbolista que aportara muchos goles, más bien los elaboraba en beneficio de sus compañeros, y a excepción de ese día, en que se desató y estuvo acertado como nunca se le había visto, nunca marcó más de un tanto por partido. En aquel ejercicio, el 2002-03, aportó 8 tantos, su registro más alto en la Liga. Curiosamente, en aquella época, los duelos entre el Valencia y el conjunto de Bilbao en Mestalla habían deparado goleadas con circunstancias similares y de desarrollo casi calcado. En la campaña 96-97, bajo la batuta de Jorge Valdano, los valencianistas consiguieron cinco goles en el primer tiempo con Ariel 'Burrito' Ortega como principal protagonista, secundado por Leandro. El argentino y el brasileño lograron dos goles cada uno. A los tres minutos, el marcador señalaba 2-0 para los locales. Poco después de la media hora, el Valencia ya había logrado la manita. Gabi Moya se coló con su gol entre los otros realizadores. La segunda mitad fue un trámite que el Athlétic aprovechó para anotar dos tantos, ambos obra de Urzáiz.
Dos años después, en la campaña 98-99, se vivió una goleada a la inversa. El valencianismo andaba exultante por las exhibiciones de su equipo ante el Barça en Liga y en Copa, con el 'Piojo' López en estado de gracia. Se sucedían las victorias y caían los goles de cuatro en cuatro. Algo parecido sucedió contra el Athletic en la vigesimoquinta jornada. Al descanso se imponían los bilbaínos por la mínima gracias a otro gol de Urzáiz. El Valencia, entrenado por Claudio Ranieri, remontó con autoridad en una segunda parte antológica. Cuatro goles en poco más de media enloquecieron a la grada. Illie, en dos ocasiones, Anglomà y Claudio López fueron sus autores.
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