![La triste historia del partido 1.000](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202103/05/media/cortadas/Calleja%20y%20Paquito%20capitanes-Rw4JiBD555AabbnO93q6RSO-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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paco lloret
Sábado, 6 de marzo 2021, 02:11
Si se hubiera tratado de un combate de boxeo el cartel anunciador lo habría presentado como el duelo entre el campeón contra el aspirante. Un púgil fajador contra otro dominador, estilos contrapuestos. Pero era un partido de fútbol que generó una enorme expectación en toda España. La gélida noche del sábado 6 de marzo de 1971, los termómetros en Madrid descendieron hasta cotas mínimas, el Atlético y el Valencia midieron sus fuerzas a orillas del Manzanares en el partido qué decidía el liderato. Hoy se cumple medio siglo de aquella apasionante cita que se pudo seguir en directo por televisión. El encuentro representaba, por añadidura, el número mil de los valencianistas en primera división. Una efeméride que no tuvo final feliz. Los rojiblancos se impusieron por 3-0, casualidades de la vida, el mismo resultado registrado en el primer partido liguero del Valencia en la máxima categoría, jugado cuarenta años antes en el campo del Espanyol.
Nadie contaba con el Valencia entre los favoritos al título antes del inicio de la temporada 70-71, pero poco a poco empezó a llamar la atención y se convirtió en el gran animador de aquel campeonato, el equipo de moda. Algunas voces incrédulas pronosticaban que no aguantaría hasta la finalización del ejercicio, pero pasaban las jornadas y seguía el primero en la clasificación. Como consecuencia de todo ello, se generó una gran atracción mediática, desconocida hasta entonces en la entidad de Mestalla. La revista 'La Actualidad Española', una de las de mayor circulación en aquel momento, le dedicó un número extraordinario, ilustrado con un amplio despliegue gráfico y que, con el paso del tiempo, ha adquirido gran valor. Entre las fotos publicadas destaca la de la portada, con la alineación más habitual, ubicada en la tribuna. Los jugadores y su entrenador aparecen rodeados de las tradicionales sillas de enea.
Un jovencísimo José María García, micrófono y cámara en ristre, se presentó en la concentración del equipo dirigido por Di Stéfano, en El Escorial y grabó un reportaje especial emitido a bombo y platillo en el Telediario de TVE, la única cadena del país. El intrépido reportero, con su estilo habitual, incidía en la fiabilidad defensiva de los valencianistas que, a esas alturas, llevaban tan solo 14 goles en contra después de 24 jornadas. Así que entrevistó a los integrantes de la retaguardia uno por uno. El portero, Abelardo, y los defensas, Tatono, Aníbal, Sol y Antón. En el once que jugó aquella noche, Jesús Martínez actuó en la medular junto a Pep Claramunt y Paquito, el capitán. En la delantera formaron los clásicos extremos, Sergio por la derecha y Valdez por la izquierda.
Además de la importante baja de Forment, el entrenador tenía otro quebradero de cabeza por culpa de la posición de delantero centro. El habitual nueve, Carlos Pellicer, se había lesionado en el encuentro de homenaje a Roberto Gil celebrado a finales de febrero. Una semana antes del choque con los colchoneros, en el partido contra el Barça en Mestalla, Di Stéfano optó por darle la oportunidad a Gabriel Uriarte, pero su rendimiento no acabó de satisfacer al técnico, así que decidió probar con Nebot, un jugador que no había participado ni un minuto en la toda la Liga. El atrevido experimento no salió bien y el ariete valenciano ya no volvió a actuar en lo que restaba de campaña.
Aquel enfrentamiento adquirió un gran valor porque el Valencia defendía el liderato ante el campeón vigente. Ambos equipos estaban separados por dos puntos y, además, estaba en juego el 'goal-average' particular. En la primera vuelta, los valencianistas se habían impuesto por 1-0 con un gol de Sergio. El Atlético, dirigido por Marcel Domingo, era el equipo más realizador con 40 tantos hasta esa noche, a la que añadió los tres que logró. Pese a ser televisado, miles de valencianistas acompañaron a su equipo hasta la capital. Aquella peregrinación masiva, más de 5.000, fue el primer gran desplazamiento de aquella campaña mágica. Salvo en el partido celebrado en Altabix ante el Elche, poco antes de Navidad, dónde hubo nutrida presencia de aficionados visitantes en grada, en el resto de salidas apenas hubo rastro incondicionales del Valencia. Después vendrían los multitudinarios viajes a Sabadell y, especialmente, la invasión de Sarrià donde se cantó el alirón.
El partido del Manzanares supuso un cúmulo de adversidades para las huestes de Di Stéfano. Las claras ocasiones desaprovechadas en el primer tiempo pasaron factura a un equipo que se fue desmoronando con los goles encajados, uno antes del descanso y dos en la reanudación. Aquel fue el peor resultado de la Liga. Las tracas que no cesaron de estallar en las gradas fueron motivo de disputa entre las aficiones y provocaron varios altercados con intervención de la policía. Un clima de tensión agravado por la decepción del resultado reinó entre la hinchada de Mestalla. El Valencia perdió el partido y el liderato, sin embargo, una semana después lo recuperó gracias a su incontestable goleada en casa frente al Athletic y al tropiezo del Atlético en Sevilla, y ya no lo cedió hasta proclamarse campeón un mes después.
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