Como no se reanude la Liga, el abogado del Valencia no va a tener tiempo para aburrirse. Si cuatro meses después aún está en danza el asunto jurídico de la Supercopa de Arabia, la posibilidad de que finalmente el equipo de Celades se tenga que conformar, como séptimo clasificado que es en la actualidad, sin entrar en la Europa League es algo que puede quedar una vez más en manos de Rubiales, y entonces es más que probable que el Valencia tuviera que recurrir a argumentos jurídicos para defender su postura, ya sea ante las más altas instituciones deportivas como hacerlo por la vía ordinaria. Porque a Rubiales, como ya se sabe, se le ha metido entre ceja y ceja que esa tercera plaza adicional para jugar competición europea se le debe conceder al finalista de la Copa del Rey (se jugaría más adelante con público y en una fecha por determinar), en este caso el Athletic de Bilbao ya que la Real Sociedad al ser cuarta disputaría directamente la Champions. Vamos, que el séptimo se quedaría sin Europa el año que viene.
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Eso es lo que quiere evitar a toda costa el Valencia. Menos mal que la corriente institucional, basada siempre en función de cómo se vaya desarrollando la pandemia, es que la Liga reinicie a finales de mayo y así, al menos, el equipo tenga la opción de acabar con todo este jaleo si consigue escalar al menos una posición en la clasificación. El ejemplo de que la Bundesliga quiere empezar a jugar los partidos el 9 de mayo es desde luego un buen síntoma.
Aún así, la atención ayer del Valencia –y de todos los clubes que se están jugando el futuro– estaba ayer puesta en la reunión del comité ejecutivo de la UEFA, del cual dicho sea de paso forma parte Rubiales. ¿Y qué se dijo allí? Para empezar, el organismo europeo reiteró ese deseo de que se consigan acabar las competiciones pero lo más importante era saber qué postura iba a adoptar la UEFA para el supuesto de que no se pudiera disputar ni un solo partido más. Y ahí es cuando la UEFA tiró de diplomacia y navegó entre dos aguas, según la manera que unos y otros pueden llegar a interpretar su comunicado. Es evidente que en un primer término dejó en manos de las respectivas federaciones la composición de la lista definitiva de los equipos que participarán el próximo curso en competición europea (ahí el Valencia tiene todas las de perder); pero en segundo y último lugar se reserva el derecho de rechazar esa elección en caso de no cumplir con las directrices establecidas, que deben estar sujetas a criterios deportivos y «principios objetivos, transparentes y no discriminatorios».
A eso último es a lo que se acoge fuertemente el Valencia, consciente de que mientras que la Federación en este caso parece decantarse por primar al finalista de Copa para esa plaza vacante, la UEFA se decanta por situar por delante los criterios de la clasificación liguera. Y ahí es donde el Valencia entraría en la Europa League y no el Athletic.
El club de Mestalla optó por no hacer ninguna declaración oficial al respecto, dando lógicamente más valor a esa falta de rotundidad de la propia UEFA. Argumenta que ya expresó su postura en esa carta que envió a la UEFA y también a la Federación expresando su disconformidad con el proyecto de Rubiales. Además, desde la entidad blanquinegra confían en esa voluntad de aunar criterios que parece surgir ahora entre Federación y la propia Liga por el empuje del CSD, en el sentido de contar con la fuerza de la patronal para apoyar la tesis del Valencia.
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Quedarse sin competición europea le supondría un tiple trauma para el Valencia, que pasaría de aspirar a un puesto de Liga de Campeones a quedarse sin nada, a diferencia de Barcelona, Real Madrid, Sevilla, Real Sociedad (para la Champions); y Getafe, Atlético y Athletic para la Europa League.
El otro golpe que también va a hacer daño a la economía valencianista es la decisión del Consejo Superior de Deportes de que las competiciones deportivas se van a tener que celebrar sin público «durante bastantes meses», según decía la propia Irene Lozano. Ya ha advertido el propio Javier Tebas a los clubes que se tienen que hacer a la idea de que hasta 2021 se va a jugar a puerta cerrada, dándoles además un consejo claramente revelador de por dónde va a discurrir el fútbol, en el sentido de que los presidentes se tienen que ir olvidando de hacer fichajes como hasta ahora y dar prioridad a los canteranos y repescar a los cedidos.
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