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Paco Lloret
Viernes, 24 de mayo 2024, 23:54
La temporada 95-96 concluyó con la visita del Valencia a Balaídos. No era un partido cualquiera. El conjunto dirigido por Luis Aragonés tenía opciones matemáticas para ser campeón de Liga. Esta circunstancia no se ha vuelto a repetir desde entonces. Los dos campeonatos conquistados por los de Mestalla a continuación, ya en el siglo XXI, se materializaron con antelación. No hubo necesidad de aguardar a la jornada final.
El partido de Vigo era la última oportunidad para un conjunto que había perseguido el liderato con tenacidad. Llegado el cierre del campeonato, la combinación ganadora pasaba por vencer al Celta en su feudo y esperar la derrota del Atlético de Madrid en el Vicente Calderón. Los valencianistas llegaban al último partido con una desventaja de dos puntos. El gol particular entre ambos estaba igualado. Los dos aspirantes al título habían vencido a su oponente a domicilio. El coeficiente general estaba decantado a favor de los madrileños. Pese a la dificultad de la empresa, miles de aficionados acompañaron al Valencia hasta Galicia.
El gol de Mijatovic, obtenido poco antes del descanso, no servía de mucho porque las noticias que llegaban desde la ribera del Manzanares sepultaban cualquier posibilidad de entonar el alirón. Los colchoneros se imponían por 2-0 al Albacete a la media hora de partido. En Balaídos, la segunda mitad transcurrió de forma monótona. No había nada que hacer. En el último minuto llegó el gol del empate de los celestes. Así se ponía el punto final a una campaña extenuante con 42 jornadas. El Valencia acabó subcampeón a dos puntos de los rojiblancos.
En la historia valencianista se registran otros precedentes de jornadas de cierre de Liga con opciones de conseguir el título. En dos de ellas salió cara. Sin duda, la más recordada es la vivida en la campaña 70-71, cuando pese a perder en el último partido, se llevó el título. Al Valencia le sobraba con el empate para asegurarse la gloria, pero perdió en Sarrià por la mínima con el RCD Espanyol. Este resultado abría la puerta del título al Atlético de Madrid y al Barcelona, que se medían en el feudo atlético. Si uno de ellos ganaba, se proclamaba campeón. El empate a uno permitió al conjunto valencianista acabar primero.
En el siguiente ejercicio, temporada 71-72, se llegó a la jornada final con tres equipos con opciones de ser campeón. Uno de ellos era el Valencia, que recibía en Mestalla a la Real Sociedad. El conjunto de Di Stéfano debía vencer a los donostiarras y esperar que el Real Madrid perdiera en el Bernabéu con el Sevilla-que se jugaba la permanencia- y que el Barcelona ganara en el Camp Nou al Málaga. Los valencianistas cumplieron al vencer a los vascos por la mínima gracias a un gol de Juan Cruz Sol en el último minuto y tras remontar el gol inicial de los visitantes, después del tanto del empate obra de Adorno. El resto de marcadores necesarios para la carambola no se dieron: el Real Madrid envió al Sevilla a segunda tras golearlo mientras que el Barça perdió por 1-2 con los de La Rosaleda. El Valencia hubo de conformarse con el subcampeonato.
El tercer título liguero del Valencia llegó en el ejercicio 46-47 gracias a una inesperada combinación de marcadores. Los de Mestalla, que no dependían de sí mismos, arrancaron la jornada como terceros. Para ser campeones precisaban que el Athletic-primero en la clasificación- no venciera en Riazor al Deportivo de La Coruña y que el Real Madrid se impusiera al Atlético en el antiguo Metropolitano. El Valencia estaba obligado a vencer en casa al Sporting. Todo salió a pedir de boca. En Mestalla hubo una tremenda exhibición goleadora y los asturianos se llevaron media docena de goles que llevaron la firma de Amadeo, autor de un triplete, Morera, Igoa y Epi. Acabado el partido, el valencianismo permaneció en la grada a la espera de noticias que a través de la megafonía confirmaron la conquista de la Liga. Los bilbaínos empataron a tres en un vibrante encuentro contra los coruñeses, mientras que el derbi madrileño se resolvió con triunfo visitante por 2-3.
En ese mismo escenario, el antiguo Metropolitano, se vivió un polémico final de Liga en la temporada 49-50. El Valencia podía ser campeón si vencía al Atlético. El duelo final acabó con empate a cuatro, después del gol inicial de Igoa. Los locales cobraron una amplia ventaja y se pusieron con 4-1 a su favor, pero una reacción fulgurante de los valencianistas les llevó a igualar la contienda. Algunas decisiones arbitrales decantaron la balanza a última hora.
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Melchor Sáiz-Pardo y Álex Sánchez
Patricia Cabezuelo | Valencia
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