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Las obras del Nuevo Mestalla llevan paradas desde el 25 de febrero de 2009. En ellas se han invertido 175 millones de euros. Terminar el ... estadio, más allá de si el aforo es de 65.000 o 70.000 espectadores, está tasado en unos 125 millones. El Valencia tiene en un cajón 80 de ellos procedentes del fondo CVC destinado para infraestructuras. Tras casi 15 años sin que se haya movido una máquina, se abre el abanico a todo tipo de posibilidades. Nadie puede asegurar, a día de hoy, que el campo se vaya a finalizar. Por tanto, no es descartable que, si las obras siguen eternamente con el mismo aspecto, llegue un momento en el que se hagan números para su derribo. En esa hipótesis, de entrada, la entidad donde Meriton es el actual máximo accionista firmaría el peor negocio en sus más de 100 años de historia. Es más, pasaría a los anales de los más nefastos de la historia del deporte profesional.
El proyecto del Nuevo Mestalla tiene un total de 261.285,60 m2 cuando esté completamente construido, de los que 132.488 son áreas bajo rasante y 128.797 sobre rasante. El drama en este dato es que la gran mayoría ya está construido. Aunque no hay ningún presupuesto actualizado de lo que supondría derribar lo alzado, ni se ha hecho público el dato exacto del porcentaje de los metros construidos que hay ahora mismo en el inmenso donut de cemento que se eleva en Cortes Valencianas, hay varios datos aproximativos. En este tipo de construcciones, el precio medio entre el derribo, desescombro y limpieza puede llegar a los 100 euros por m2. Las cuentas, en 200.000 de los previstos con la obra completa teniendo en cuenta que la cubierta que no está construida está proyectada en 20.000, llegarían a los 20 millones. Esa horquilla, con el asterisco puesto, sería en la que pendularía tirar abajo el Nuevo Mestalla. Con esa cifra de referencia, el Valencia partiría de cero habiendo tirado a la basura, literalmente, 195 millones de euros. En ese hipotético escenario, el equipo debería seguir jugando en el actual Mestalla. Sustituir el nuevo estadio por una remodelación del construido en 1923 está tasado en unos 75 millones. Siguiendo con esa hipótesis, la suma de lavar la cara al estadio de la Avenida de Suecia y derribar el que se está construyendo con el valor que ya tiene invertidos en materiales elevaría la cifra a 270 millones. Por una cifra parecida, Valencia va a tener uno de los mejores recintos bajo techo de Europa con el Roig Arena, previsto para 2025 y que avanza según los planes previstos.
Con el nuevo estadio no hay término medio; o se termina o se derriba lo que ya hay construido. No hay nadie en la administración, ni en los antiguos equipos de gobierno ni en los surgidos tras las últimas elecciones, que ponga encima de la mesa como opción tener para la eternidad un monumento a la ineficacia que ha costado 175 millones.
En el último proyecto presentado por el Valencia, el de junio de 2022 y que no fue aceptado por el aforo planteado ni cuando se elevó el mismo a 65.000, el coste estimado del resto de la obra se elevaba a 115 millones. Subiendo el aforo a 70.000, y ampliando las plazas de aparcamiento previstas de las 214 presentadas en ese borrador, el coste podría subir a 125 para dejar la inversión total en 300 millones. Sólo la cubierta, según las últimas estimaciones del club, costaría entre 30 y 35 millones. La falta de seguridad en los 45 que no están financiados por CVC, donde Peter Lim siempre se ha negado a avalarlos personalmente, es otra de las fuentes de conflicto con el Ayuntamiento a la hora de firmar un nuevo convenio que garantice la finalización de las obras. Es un aspecto que sigue sin resolverse y es una de las claves en el caso de que Meriton aspire a recuperar la volumetría de la antigua ATE para el terciario tanto del actual Mestalla como del nuevo estadio.
Volviendo a la hipótesis de la demolición, para tener una foto más exacta se puede analizar lo ocurrido con el último derribo de un estadio histórico. El del Vicente Calderón. La obra en Madrid fue licitada por 22,4 millones, en un coste donde no sólo estaban incluidos el precio de la demolición sino los trabajos de urbanización tanto del tramo comprendido entre el paseo de los Pontones, el Imperial y el de los Melancólicos. La obra también incluyó la ruta de la M-30 que discurría por debajo de las gradas del campo. Esa primera fase ya ha sido ejecutada y posteriormente se aprobó por parte del Ayuntamiento de Madrid una segunda, con 7,7 millones de coste licitado, para reordenar varias calles en el entorno del parque del Manzanares. Cuando se concluya la obra en su totalidad, 33.339 m2 serán destinados a uso residencial, con una edificabilidad de 132.344 m2 y 14.705 para uso terciario. Con el Atlético disputando sus partidos en el Metropolitano, además de explotar los ingresos que un estadio moderno permite ya se estudian ofertas urbanísticas para los solares del viejo Calderón, valorados en 155 millones. Esa ha sido siempre la aspiración de Peter Lim... pero para ello deberá terminar el Nuevo Mestalla.
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