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El Valencia abrirá la vía de la justicia ordinaria contra la sanción al club por racismo, por la vía contencioso-administrativa. Al final, el proceso iniciado por el Comité de Competición no es contra los aficionados que hayan cometido los insultos a Vinícius, los tres ya detenidos y los que puedan ser identificados próximamente, sino contra el Valencia, que fue le multado con 45.000 euros y al que se le cerró la grada Mario Alberto Kempes por cinco partidos. El recurso a Apelación rebajó de cinco a tres los partidos de cierre, y de 45.000 a 27.000 euros la multa, pero mantuvo la sanción. Este sábado, el TAD cerró la vía deportiva al no conceder la cautelar para el partido contra el Espanyol y ratificar la sentencia de Apelación, cerrando los recursos deportivos.
La sentencia del Comité de Competición señala que los insultos racistas fueron generalizados en todo Mestalla, contradiciendo el informe de LaLiga, que se mostró muy claro a la hora de delimitar el alcance, en cuanto al número de personas, de los insultos racistas a Vinícius dentro del estadio: «Se ha de indicar que, de manera más particularizada por parte de algunos seguidores locales, desde la grada sur Mario Kempes, sin ser por tanto de manera coordinada por grupo numeroso de aficionados». Por contra, Competición refleja dentro de los antecedentes de hecho, en el punto 1.6, un insulto coral basado, entre otros, en vídeos publicados en Tik Tok o Twitter, varios subidos por seguidores del Real Madrid: «Tras la expulsión en el minuto 90, se produce un cántico generalizado por toda la grada de mono, mono que transiciona a tonto, tonto». El Valencia, como ya ha realizado en los recursos a Apelación y el TAD, aportará pruebas vidográficas que demuestran que el cántico tras la expulsión fue de «tonto» y no de «mono», mientras el jugador, algo que Competición omite, se marchó con gestos repetidos de mandar «a Segunda» a todo Mestalla.
Otro de los puntos donde el Valencia va a alegar que la sanción al club por los cánticos racistas es injusta es cuando Competición incide, de forma dura, que el Valencia no trabajó ni en la prevención ni en la represión de los hechos: «El artículo 15.1 del Código Disciplinario atribuye responsabilidad a los clubes organizadores de los partidos en relación a los cánticos o insultos violentos, racistas, xenófobos e intolerantes, de tal modo que los mismos son responsables respecto a determinadas conductas, salvo que acrediten que han sido diligentes en su prevención y/o represión. Este Comité considera que ha quedado evidenciado que, a pesar de los esfuerzos que viene desplegando el club expedientado, que el mismo no ha sido lo suficientemente diligente en la implementación efectiva de todas aquellas medidas que son necesarias para erradicar este tipo de comportamientos y para mitigar sus efectos una vez que se producen». Con respecto al apartado de acreditar que se se ha sido diligente en la «represión» o en «mitigar los efectos una vez se producen», la Federación no recogió como prueba la rápida actuación de la Policía Nacional y del Valencia, que en 24 horas identificaron y detuvieron a tres de las personas que presuntamente insultaron de forma racista a Vinícius, iniciándose el proceso de expulsión como socios del Valencia puesto que tenían un abono de la grada Mario Kempes. En este punto, el informe de LaLiga también contradice a la Federación, puesto que destaca la celeridad con la que el club emitió el propio domingo un comunicado condenando los insultos racistas en el fútbol, anunció la expulsión de los racistas de Mestalla cuando fueran identificados y consiguió, de la mano de la policía, señalar a los presuntos culpables pocas horas después.
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