En los oídos valencianistas siguen retumbando frases ya malditas. Hayan pasado siete años o toda una vida. «La llegada de Peter Lim es un chollo para el Valencia. Quieren construir un equipo para ganar la Champions» (Aurelio Martínez) o que la venta del club a ... Meriton fue «la transacción más grande del fútbol mundial (Amadeo Salvo). De aquellos barros de un proceso de venta dirigido, los lodos de coquetear con el descenso, flirtear con la causa de disolución y actuar, pensar y vivir como un equipo pequeño. El club que peleaba con el Atlético de Madrid por ese tercer peldaño del podio futbolístico español ahora apunta a incorporar futbolistas como Aridane (central de Osasuna que se ha pasado buena parte de la temporada lesionado), Okay Yukuslu (centrocampista del Celta), Wakaso (que milita en el Shenzhen F. C. de la Superliga de China y también está lesionado) o Álvaro González, mientras los que tienes sólo desean contar con una oferta para marcharse (el último es Wass, que ha trasladado a la entidad su deseo de jugar en el Wanda Metropolitano). Ya no es sólo que el club ni se plantee futbolistas de renombre, es que el propio entrenador, sabedor de dónde se ha metido y con quien debe concertar las incorporaciones (Murthy, autoproclamado director deportivo), se contente con jugadores que jamás en su vida se hubieran planteado vestir de blanquinegro como es el caso de Aridane, petición expresa del alicantino. Y mientras la mediocridad inunda cada rincón de la entidad de Mestalla, el Sevilla no para de adquirir realidades como Papu Gómez, Lamela, Rafa Mir o Corona –el último en llegar–, la Real Sociedad se hace con Rafinha y antes cortejó al añorado David Silva o el Villarreal tiene un fondo de armario para aburrir. Pero la realidad del Valencia es que la manera de gestionar pasa por vender a todos los mejores activos y fichar producto de bajo coste. Es la planificación personal de Peter Lim ejecutada por Anil Murthy porque se optó por derrumbar la exitosa estructura deportiva que lideraba Mateo Alemany. Cosas de la envidia. Mientras, Marcelino hoy opta a ganar la Supercopa de España con el Athletic. Hay quien piensa que Lim está dispuesto a dejar caer al Valencia, a sobrevivir con lo justo y si con eso no da, que pase lo que tenga que pasar, aunque haya que ver cómo salen Carlos Soler o Gayà. Se vendería como una necesidad. Pero no sólo está vacía la caja, también se actúa contra la historia y el orgullo de un club maltratado y una afición hastiada. Y toda esta desafección ocurre cuando hace cinco días se cumplían 17 años de que el Valencia fuera designado como el mejor club del mundo tras el doblete liguero y la Copa de la UEFA contra el Olympique de Marsella. Pero Aurelio Martínez mantiene la insignia de oro y brillantes que le impuso Salvo.
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