La celebración llega a la Plaza del Ayuntamiento y al cauce del Turia

Centenares de seguidores del Valencia viven con emoción la victoria de la Copa

mar guadalajara

Sábado, 25 de mayo 2019

El olor a pólvora inunda la plaza. Y los silbidos y cánticos llegan para dar paso a una noche que se prevé larga y de celebración. «Ahora me arrepiento de no haber ido a Sevilla, pero esta noche será larga, lo vamos a celebrar por todo lo alto», asegura un joven ataviado con peluca naranja abrazado por sus amigos.

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«Amunt Valencia», es la frase que los aficionados no puede parar de repetir. La victoria del Valencia llega para subir los ánimos de un club y sus fieles seguidores que siente el orgullo hoy más que nunca de sus colores.

«Aún lo estamos asimilando, es un sueño que podamos volver a vivir eso que vimos cuando aún éramos niños», ha comentado Rafa después de darle un beso a su pareja.

manuel molines

Las banderas no dejan de ondear mientras suena «we are the champions». Los coros, los saltos, los aplausos y la emoción hacen vibrar una Plaza del Ayuntamiento llena por seguidores y en la que el emblemático edificio que luce los colores de la bandera valenciana.

Las bocinas de los coches que pasan junto a la plaza del Ayuntamiento no dejan de soñar en una noche casi veraniega, en la que el termómetro marca 22 grados. Embriagados por la emoción, algunos aficionados se suben a caballito de otros sin poder dejar de saltar y cantar en medio de la plaza. «Que subidón creo que nadie se lo esperaba», dice una mujer que envuelve a su hijo con una bandera.

Empiezan a dispersarse algunos, mientras otros llegan para celebrar en la emblemática plaza donde hace once años cantaban por la misma victoria.

«Hace once años, ya tocaba, esto es un triunfo en toda regla, hemos sido mejores en todo momento, ha sido súper emocionante, esto es para recordar», comentaba José, que tras haber visto el partido con sus nietos en la plaza se retiraba «a descansar, la celebración le toca a ellos», dice señalando a un grupo de jóvenes.

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Los pitidos y los silbatos se mezclan a esta hora en la que el uniforme oficial pasa a ser la bandera anudada a la cabeza. Los coches que transitan la plaza no dejan de hacer sonar sus bocinas, coreando un grito de guerra, «es el grito de los campeones», gritan desde la ventanilla de uno de los vehículos.

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