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PACO LLORET
Sábado, 31 de diciembre 2022, 00:44
La tarde del domingo 31 de diciembre de 1972 hubo jornada liguera, la penúltima de la primera vuelta. Al Valencia le tocó jugar ante el ... Sporting en Gijón. El partido se programó a las cuatro y media de la tarde y acabó en tablas. El conjunto local se adelantó en el marcador al filo del descanso. El gol fue obra de Quini, un clásico de la época. Los valencianistas salvaron los muebles a diez minutos para la conclusión gracias a un remate de Lico tras jugada de Quino. El centrocampista alicantino batió la puerta defendida por Castro, hermano del goleador asturiano.
Después del partido, la expedición valencianista se subió en el tren para regresar a casa con escala en Madrid. En mitad del trayecto les pilló el cambio de año. En aquel convoy, bautizado como 'Costa Verde', se tomaron las uvas. Los viajes de aquella época a determinados destinos eran largos y complicados, en especial los de la cornisa cantábrica. Este fue uno de tantos. El de ida comenzó el viernes por la mañana, tras el entrenamiento en Mestalla. Los convocados se subieron al autobús camino de la capital. No había autovía, se cruzaba el puerto de Contreras, se almorzaba a mitad camino. A primera hora de la noche se salía en coche-cama hacia Asturias para llegar a primera hora de la mañana del sábado a la estación de Jovellanos. Un día de descanso antes del encuentro del Molinón.
La vuelta tuvo el mismo recorrido a la inversa. El primer día de 1973 amaneció con la expedición del Valencia en la estación madrileña del Norte, conocida como Príncipe Pío. Desde allí, en autobús, se completó el trayecto para llegar a orillas del Turia a última hora de la tarde después de cuatro días y tres noches fuera de casa, dos en el tren y una en el hotel. Al menos, el empate logrado sirvió para borrar el punto negativo que los de Mestalla arrastraban en la clasificación. Una actuación aceptable en un escenario en el que habían sufrido un durísimo correctivo la campaña anterior, la 71-72, cuando los gijoneses se impusieron por 4-0, el peor resultado obtenido en la Liga a lo largo de las cuatro campañas en las que Alfredo di Stéfano ejerció de entrenador.
Aquel Valencia confiaba en remontar el vuelo después de sufrir numerosos altibajos y padecer una prolongada racha de lesiones. Los casos más graves fueron los de Forment y Manolete, además de Pellicer, que llevaba más de un año fuera de combate. Una semana antes del partido del Molinón, se protagonizó una de las actuaciones más completas al golear por 4-2 al Castellón en una segunda parte vibrante. Valdez fue el héroe, autor de los cuatro goles en 20 minutos. La campaña 72-73 marcó un punto de inflexión, porque después de tres ejercicios consecutivos en lo más alto del fútbol español, se inició una lenta decadencia que se agudizó en los siguientes años. Uno de los rasgos más acusados de esa temporada fue la alarmante pérdida de solidez en Mestalla, un campo inaccesible para la mayoría de visitantes con anterioridad. Los números son elocuentes: se sumaron cuatro derrotas ligueras, por tan sólo cinco en el cómputo global de las tres campañas precedentes.
Aquella jornada de Nochevieja alteró la mayoría de horarios, tres de los nueves partidos se adelantaron a la tarde-noche del sábado, incluido el único televisado que se programó a las cuatro de la tarde. Del resto de encuentros dominicales la mayoría se celebró a hora temprana, todos antes de las cinco. Al Valencia le perjudicó la escasa oferta de alternativas al ferrocarril para desplazarse a Asturias. Las conexiones aéreas eran escasas y en etapa invernal resultaba arriesgado desplazarse al Norte por culpa de las inclemencias meteorológicas. La apuesta más segura era la ferroviaria.
El Valencia presentó en Gijón una formación con ocho internacionales absolutos: Sol, Barrachina, Jesús Martínez, Antón, Claramunt, Lico, Quino y Valdez. Además de ellos, la alineación se completaba con el portero Abelardo, que dos años después fichó por los sportinguistas, el paraguayo Aníbal, y Sergio, internacional sub 23. Las crónicas apuntan que el duelo estuvo presidido por el respeto mutuo y el temor a perder, aunque las mejores oportunidades fueron para los visitantes, Quino y Valdez se plantaron solos delante del portero local en sendos lances que no acabaron en gol por poco.
Ese mismo domingo, en horario matinal, hubo partido en Mestalla de segunda división. El filial, dirigido por Manolo Mestre, obtuvo un resonante triunfo por 3-1 ante el 'Nàstic' de Tarragona con Víctor Soler como principal protagonista, autor de dos goles. Además del ariete 'mestallista' que subió al primer equipo en la siguiente campaña, brillaron Carbonell, Sancayetano, Bernat y Figuerola. El valencianismo despidió el año 1972 con esperanza aunque los deseos no se cumplieron: el primer equipo terminó fuera de Europa al finalizar el ejercicio por primera vez en la historia mientras que el filial perdió la categoría. Desde entonces, no ha vuelto a competir en segunda división.
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