El Valencia considera que el Ayuntamiento bloquea el acuerdo sobre el nuevo Mestalla

Al Valencia, pese a su esfuerzo de seguir masticando poco a poco, se le ha cortado la digestión el último capítulo que sobre el nuevo y viejo Mestalla ha escrito el Ayuntamiento. Antes de que Joan Ribó y Sandra Gómez se vieran cara a cara este pasado viernes, en el club creían con más o menos fundamento que no habría ningún problema para firmar el nuevo convenio en el que todavía están trabajando los técnicos municipales. Pero después de ese cónclave entre el alcalde y la responsable de Urbanismo, en el que también estuvo presente Lucía Beamud (Compromís), la situación ha vuelto a dar un giro de casi 180 grados, y del 'aparente' optimismo se ha vuelto a pasar al pesimismo permanente en el que, de fondo, estaban instalados unos y otros aunque de puertas para afuera se dijera justo todo lo contrario.

Este escenario nuevamente caótico es, al fin y al cabo, lo que más de uno esperaba después de escuchar los pronunciamientos que siempre ha tenido al respecto Sandra Gómez y la evolución que en cuestión de las cifras de espectadores ha ido manejando el Valencia, que empezó formalmente con 49.000 –admitió que quería hacerlo en un principio de 42.000– y que ha terminado estirándose hasta esos 60.000 'netos' para no estropear así la candidatura oficial de la ciudad de Valencia para acoger una semifinal del Mundial de 2030.

Tal es así que en estos momentos y después de escuchar la firme versión municipal de no rebajar ni un ápice sus exigencias, el Valencia considera por un lado que con estos parámetros va a ser difícil dar por bueno el convenio y, por otro, que es el propio Ayuntamiento el primer interesado en que la solución al nuevo estadio se bloquee casi indefinidamente, aún a pesar del riesgo de llegar a perder esos beneficios urbanísticos que para el club conllevan la famosa ATE.

Para tenerlo claro, no hay ningún pensamiento en el que coincidan en estos momentos Ayuntamiento y Valencia. Uno piensa en blanco y otro en gris tirando a negro. El primero exige de inicio los 70.000 espectadores como aforo y el club se mantiene erre que erre en que ahora serán 66.000 –con posibilidad en un futuro de ampliarlo en cuatro mil asientos más–, debido sobre todo a ese segundo anillo reservado para restaurantes que se contempla. Con esto, el Valencia no sólo pretende generar más dinero sino que utiliza el argumento de que con los socios que hay y las entradas de público que más o menos se vienen registrando, llegar a las setenta mil sería vivir casi de manera permanente en un estado semivacío. Hasta Gattuso alabó la magia del viejo Mestalla.

También se tropieza de manera descarada en lo del pabellón polideportivo para los vecinos de Benicalap. El Valencia asume pagar los gastos de una obra más o menos concreta y en la que ya había un acuerdo bastante avanzado (después de sus más y sus menos y hasta de acusar al área de Urbanismo de cierta dejadez), pero no admite que se empiecen las obras cuando decidan los políticos para pagar después cueste lo que cueste.

Y luego, como postre final a esta guerra que de guerrillas ha pasado a ser de trincheras y con dos frentes muy definidos, está lo de los paneles fotovoltaicos. Ese punto sirvió a principios de verano como guinda el día que Layhoon visitó a Joan Ribó y que parecía poco menos que la panacea. Todos estaban la mar de contentos. Pues bien, ahora se ha convertido en una bomba de relojería y tiene toda la pinta de que va a explotar. La idea partió del Valencia, contemplando incluso una ventaja energética para los vecinos de Benicalap. Pero siempre, ahí viene el matiz, sujeto a la posibilidad de encontrar una firma que actuara como socio principal.

La escena ahora es diferente sustancialmente, porque el club poco menos que se echa las manos a la cabeza ya que una iniciativa pensada incluso para el beneficio popular de los vecinos, se le ha vuelto en su contra. No admite el Valencia que el Ayuntamiento lo incluya entre las condiciones obligadas, ya que el desembolso (cubrir de paneles toda la cubierta) supondrá un pellizco bastante importante. Sobre todo si se tiene que hacer sí o sí, independientemente de que se consiga un 'partner' para esto.

Vamos, que de los tres puntos que ha planteado abiertamente y que verbalizaron el viernes tanto Sandra Gómez como Lucía Beamud –el alcalde guardó silencio–, en el Valencia chirrían los tres, hasta tal punto de que se considera que se ha politizado de tal manera que el nuevo Mestalla se va a convertir en una baza de propaganda electoralista.

5,7 más IVA

El Valencia tiene la obligación de construir un polideportivo, una cuestión que está recogida en un convenio bilateral entre el Ayuntamiento y el club, convenio que no tiene nada que ver con la ATE.

El pabellón, sin nada que ver con la ATE

El Valencia tiene la obligación de construir un polideportivo, una cuestión que está recogida en un convenio bilateral entre el Ayuntamiento y el club, convenio que no tiene nada que ver con la ATE.

45 millones por los terrenos

millones de euros, esa fue la cantidad que el Valencia pagó por los terrenos de Cortes Valencianas según recordaba hace muy pocos días Javier Solís, portavoz del club.

La candidatura al Mundial, en el foco

o 16 millones es la tasación que se maneja de los beneficios urbanísticos que otorga la ATE, ya que son en torno a unos 20.000 metros bajo rasante de uso comercial.

15 millones de beneficios

Entre 15 y 16 millones es la tasación que se maneja de los beneficios urbanísticos que otorga la ATE, ya que son en torno a unos 20.000 metros bajo rasante de uso comercial.

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