La ATE, por fin, ya es historia. Ahora sí de manera definitiva abriéndose un escenario de teórica paz. El Valencia ha decidido enterrar el hacha ... de guerra y este mismo martes aportar un escrito ante la sala de lo contencioso administrativo del Tribunal Supremo para desistir del recurso de casación presentado en su momento, solicitando de esta manera que se declare terminado el procedimiento.
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Se acaba pues una larga historia que tuvo sus momentos de máxima tensión después de que la Generalitat, con el anterior Gobierno formado por Compromís y PSPV, decidiera dar por caducada la ATE. Con ello se volvía prácticamente al punto de partida si bien desde las instituciones valencianas dejaron bien claro que se iban a mantener las ventajas urbanísticas que se le habían aplicado al Valencia con esta fórmula de la ATE.
A pesar de eso, el club decidió seguir con la batalla judicial. Primero en el juzgado de lo contencioso administrativo, reclamando por un lado que se le diera la prórroga que se solicitó en su día y, por otro, tratando de echar abajo la nulidad. No lo consiguió. Además de acabar dando la razón a la Generalitat, el TSJ aprovechó para cargar contra el club por los diversos incumplimientos que realizó, señalando en concreto su responsabilidad como promotor en la no construcción del hotel, también en el polideportivo previsto para los vecinos de Benicalap y, por supuesto, en la no finalización de las obras del nuevo Mestalla. El Valencia decidió casi de inmediato recurrir al Supremo, por lo que esta causa se podía estirar varios años hasta su resolución definitiva.
Contemplando esa incertidumbre a futuro, una de las primeras advertencias que hizo María José Catalá cuando aterrizó en el Consistorio fue insistir en que el Valencia debía abandonar ese litigio si quería ver realmente aprobadas las fichas urbanísticas. El club, cada vez que se le preguntaba por esta cuestión, optaba por ponerse de perfil, asegurando que era un tema que estaba estudiando su departamento jurídico, es decir el abogado del consejo Germán Cabrera. Pero nunca se pronunciaba en un sentido o en otro, dando la sensación por este motivo que su estrategia era siempre la de guardarse ese as bajo la manga como medida de presión.
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Pero ahora se ha dado un vuelco total y un paso definitivo, un gesto que no debe pasar desapercibido en la nueva línea en la que parecen haber entrado desde hace unos meses Valencia y Consistorio. Eso sí, no hay que pasar por alto el grave contratiempo que hubo hace unos meses y que acabó dejando a la ciudad sin Mundial de 2030, por el posicionamiento firme de no adherirse a la candidatura. Cuando el club cambió de opinión y movió ficha al respecto, era demasiado tarde. La Federación ya cerró el plazo.
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