El Valencia estrena estadio pero no el suyo

Es verdad que no es posible equiparar del todo ambos contextos, pero a los valencianistas les queda ese regusto amargo de sentir que entre la cabezonería de unos y la dejadez de Meriton les han metido en un callejón sin salida en lo que al nuevo Mestalla se refiere. Aquí, de hecho, en febrero se cumplirán catorce años de abandono, con dos visitas protocolarias de la familia Lim que no han servido para nada todavía.

Allí, más de doscientos días después de que entraran los obreros a La Cerámica (16 de mayo), el estadio ya está listo y dispuesto para acoger un partido. 50 millones de euros ha costado el lavado de cara que se le ha dado a este escenario –ha sido la misma empresa que cerró el Ciutat para el Levante– al que todavía le faltan algunas pinceladas. Dentro de unos meses se terminará del todo. Entre los asuntos pendientes, cuestiones que por Valencia están dando bastante que hablar: el nuevo museo y la instalación de paneles fotovoltaicos en la cubierta para el autoconsumo. En Vila-real, es curioso, parece que todo fluye.

También tienen sus disgustos y contratiempos, por supuesto. El último de ellos de cierta enjundia y lo protagonizó Emery, cuando a mitad de camino decidió regresar a la Premier. Lo mejor del caso es que Fernando Roig se decidió por fichar a un entrenador que en su día tuvo pie y medio en el Valencia: Quique Setién. De haber sido por Alesanco, Setién hubiera dirigido a los valencianistas en lugar de haberlo hecho Marcelino, por quien apostó de manera decidida y firme Mateo Alemany.

En ese pasado bastante reciente, el Valencia todavía podía presumir de ser el primer equipo de la Comunitat futbolísticamente hablando. Ahora ya la discusión se complica. De momento, la clasificación histórica no admite dudas: Valencia cuarto (43 puntos le saca al quinto, el Athletic) y el Villarreal es decimoséptimo. Pero en la clasificación más viva, la situación se ha vuelto algo más enrevesada. Ese Villarreal de altos vuelos que se presumía al comienzo de la temporada se ha ido complicando la vida hasta acabar en la zona de los mediocres. Y Setién se ha visto en un serio compromiso: una victoria y dos derrotas lleva en Liga. El parón le ha venido bien. Casi lo contrario que a Gattuso, que además de perder los dos últimos amistosos ha visto cómo le ha saltado en el vestuario el primer problema serio que gestionar. Pendiente el italiano de ver cómo se las ingenia Corona para sacar del mercado un mediocampista y un extremo que le convenza, el gusto de tener tres laterales zurdos en agosto se ha convertido cuatro meses después en una bomba a punto de explotar. Nada mejor que cazar los tres puntos para evitar que las uvas se atraganten en un día en el que no se esperan sorpresas en la alineación.