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CAYETANO ROS
Valencia
Lunes, 25 de abril 2022, 01:50
La 'piña' monumental de los jugadores y el cuerpo técnico en distintas fases del partido, las lágrimas dolientes de Gayà tras la derrota, el equipo compitiendo hasta el último aliento, el comportamiento ejemplar de los 20.000 valencianistas. El Valencia se ganó el sábado en La Cartuja el respeto de todos sobre este relato. Bastaría con que alguien decente del club lo blandiera como un proyecto ilusionante en torno a dos figuras de calado internacional: José Luis Gayà y Carlos Soler, dentro y fuera del campo. ¿Hay alguien ahí?
Las finales se ganan después de haberlas perdido. Le sucedió al Valencia después de las dos Champions acariciadas al remontar, poco después, con dos Ligas y una Liga Europa. Supo aprender de esas derrotas tan sufridas. La madurez consiste en eso. El Valencia de Bordalás venía de dos temporadas tiradas a la basura por su máximo accionista, y el trabajo del entrenador, separado de la gloria por el penalti pifiado de Yunus ante el Betis, cabe calificarlo de heroico. En un club mal gobernado de principio a fin, el técnico alicantino logró llegar vivo hasta el último segundo de la tanda de penaltis. El problema fue fiarlo todo a la Copa. ¿La plantilla no le daba para más?
Muchas incógnitas. La temporada, que será un via crucis hasta el final, ha dejado noticias positivas a pesar de las apariencias: la jerarquía de Carlos Soler y Gayà, la irrupción de Mamardashvili a los 21 años y de Jesús Vázquez a los 18, los goles inesperados de Hugo Duro, la adquisión de Alderete y la versatilidad de Hugo Guillamón. Entre los fracasos, la prestación de Marcos André y el escaso rendimiento de Maxi Gómez. Serían las bases de un equipo de futuro si el club dispusiera de alguien sentato al frente. Estas preguntas deberían ser despejadas esta misma semana. Y podría ser un discurso ilusionante. Perder no es ningún drama; lo es la ausencia de una idea de club. ¿Cómo va el Valencia a evitar las pérdidas de 36 millones en el presupuesto antes del 30 de junio?, ¿van a querer quedarse Soler y Gayà en un equipo por tercer año consecutivo fuera de las competiciones continentales?, ¿quién va a ser el responsable de los fichajes?, ¿qué va a pasar con Bordalás?
‘Geri y Rubi’. El dinero une al capitán del Barça con el presidente de la Federación Española de Fútbol. Procedente de la alta burguesía catalana el primero, dotado de un talento excepcional y de una una inteligencia superdotada en el colegio, Piqué encontró un socio perfecto en Rubiales, granadino de ascendencia socialista (su padre fue alcalde de Motril durante ocho años), estudiante medio y de escasa capacidad como defensa izquierdo: un obrero del fútbol. Los dos han evidenciado el conflicto de intereses y el tráfico de influencias para favorecerse primero a sí mismos y de paso a los más grandes, el Madrid y el Barcelona. La Federación es una institución semi pública, de ella depende la selección española (el bien más preciado), todas las federaciones territoriales y el estamento arbitral. El Valencia, como el Betis y todos ‘los otros’, se han ganado, pese a Rubi y Geri, la consideración de todos.
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