![El Valencia ya juega en la Liga de Celta, Getafe o Mallorca](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/10/02/Diakhaby-RuMG9uteWGGDYu91iMJdJxK-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Ser del Valencia empieza a tener mérito. El estado de salud de un club se mide muchas veces por las camisetas que lucen los más pequeños. Hace veinte años no había escolar que no se presentara en su colegio con la elástica blanquinegra. Albelda, Baraja, Vicente, Ayala, Carboni, Cañizares o Angloma lucían en sus espaldas. Los títulos con Benítez ante el Real Madrid de los galácticos o el siempre poderoso Barcelona. Pero no hay que irse tan lejos para incordiar a los más grandes. Hace cuatro años, con la metodología de Marcelino en el campo y la cordura de Mateu Alemany en los despachos, se ganó una Copa del Rey con Messi enfrente. Aquellos momentos parecen la prehistoria. Han pasado tantas cosas en los último cuatro años que dan para una dilatada telenovela venezolana. Y, mientras, las camisetas del Inter de Miami destellan entre la pluralidad. Ya no hay preeminencia valencianista. Le deben dar las gracias a un señor que vive a 11.000 kilómetros. La obra y gracia de Peter Lim ha remolcado al histórico Valencia a la medianía. La errática configuración de las plantillas y la dejadez en el manejo del club le ha llevado a una tercera Liga. Ya ni atisba a Real Madrid, Barcelona o Atlético –los únicos que superan al Valencia en la clasificación histórica–, pero lo insoportable es que clubes como Betis, Real Sociedad, Sevilla o Villarreal te han adelantado en la clasificación real. Los competidores directos del Valencia ya son Mallorca, Getafe, Celta o Cádiz en la insultante 'zona Meriton'. En la pasada campaña todavía fue peor y se la estuvo jugando con Espanyol y Valladolid, descendidos a Segunda. Por ahora, las victorias ante Sevilla, Las Palmas y Atlético han aliviado la situación, pero tras sumar un punto de los últimos nueve el descenso está a solo cinco puntos.
«Esta es ahora nuestra realidad», clarificó Baraja tras la derrota en la tierra santa del Villamarín. El técnico se ha resignado. Nada de sus peticiones han sido atendidas ni por Lim ni por Corona. No llegó Rafa Mir –solicitud expresa del vallisoletano– y sí se pagaron cinco millones por la medianía de Cenk, que cumple igual de deficiente como central como que lateral. Es sólo un ejemplo de la defectuosa planificación de la plantilla. Cuando ha llegado la primera semana con tres partidos se ha demostrado que pagará la escasez de efectivos. Ya le ha venido grande. Tanto que han empezado a sumarse caídos. El sobreesfuerzo ha podido con Gayà, Correia o Diakhaby, el último en sucumbir a las lesiones. Pepelu ha tenido que jugar todos los minutos menos el final del choque ante el Betis. Porque no tiene recambio, porque Hugo Guillamón ya no contaba la temporada pasada y en esta sigue igual. Pero a Baraja no se le fichó un mediocentro defensivo de garantías. Ni se lo planteó la dirección deportiva, no fuera a molestar al jefe supremo. La sostenibilidad, que diría Corona. El mismo que no tuvo reparo en decir que en alguna posición «faltaba algo más de profundidad». ¿Y por qué no lo remedió? El director de fútbol sabe que la plantilla está incompleta y se atreve a dejarla así. Por la sostenibilidad, claro.
Y para tapar las vergüenzas de un bloque descosido no paran de remitirse a la Academia. El último, Javier Solís: «Es un honor y un orgullo ver tantos jugadores jóvenes en el equipo». Un honor, un orgullo y una irresponsabilidad. El peso del Valencia sobre los hombros de Javi Guerra, Fran Pérez, Diego López o Mosquera. Realmente lo que se ha realizado es parchear el equipo con criaturas. Lo normal es que Javi Guerra y Pepelu lucieran junto a un veterano o que Mosquera creciera al lado de un central formato Ayala. Pero para eso hay que trabajar durante el año y tener opciones, no recurrir siempre a los cedidos de última hora. En el Betis el prometedor Diao emerge junto a Isco, Ayoze Guido Rodríguez o Marc Roca. Y si las cosas se tuercen, Pellegrini mira el banquillo y allí estaban Borja Iglesias, Abde o William Carvalho. Igualito que en el Valencia, con Hugo González o Domínguez. Un plantilla demacrada que empieza dar miedo, otra vez.
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