Un Valencia que necesita más piezas que Rafa Mir

El valencianismo celebró que el hijo pródigo, aquel delantero al que Nuno hizo debutar en Champions, saliera del Sevilla para regresar al club. Al futbolista se le nota con ganas de reivindicarse. «Me los he guardado todos», dijo con algo de sorna cuando se le preguntó por los goles. Los sigue manteniendo a buen recaudo después de un primer partido de pretemporada difícil de digerir. Por la calina en Paterna y porque se nota que el equipo de Baraja está por armar.

El vallisoletano exige de momento el mínimo: «¡Presión, presión!». Se le escuchó desgañitarse desde la banda en el inicio del partido. Después fue la afición, en la grada, que no perdona el ‘¡Peter vete ya!’ del minuto 19 ni en pretemporada. El equipo permaneció ajeno a los cánticos pero hizo caso al técnico. Mordió, pero lo cierto es que arriba apenas trenzó jugadas. Es más, se nota que una de las carencias, la menos por ahora, son las bandas, con Sergi Canós como único especialista con la lesión de Fran Pérez y Diego López a punto de afrontar los Juegos Olímpicos. Tanto Hugo Duro como Rafa Mir –no coincidieron porque cada uno jugó una parte– cayeron a los flancos a ayudar en las transiciones, sacrificando presencia en el área. El casi adolescente Otorbi y su ímpetu fue de lo mejor en la primera mitad: el chico, internacional en todas las categorías, tiene buen futuro.

Está por ver el de Mamardashvili, recién casado, a las puertas de la paternidad y a la espera de un ofertón tras su gran Eurocopa. Se quede o no, hasta finales de julio no aparecerá por Paterna. Dimitrievski cumplió sin estridencias: ningún fallo, ningún paradón y portería a cero, en parte porque el Castellón falló un gol casi cantado.

Si hay que afinar la puntería, también hay que ajustarse atrás, donde también faltan piezas clave como Mosquera y Yarek. Rafa Mir falló un gol casi cantado nada más salir y chutó otras dos veces a puerta. Tiene hambre y compromiso. Un buen punto de partida en este Valencia por armar.