Tres cedidos para socorrer al Valencia

Después de cinco meses funcionando a trompicones y con el agua al cuello, Meriton ha decidido meterle por fin algo de gasolina al Valencia, justo en la víspera de que se cierre el mercado y 24 horas después de que Javi Gracia aireara públicamente su desconocimiento sobre las operaciones que se podían estar haciendo a nivel de club. No vienen futbolistas que conozcan los aficionados por sus grandes actuaciones europeas, ni apuestas de futuro importantes desde el punto de vista económico.

Son cedidos que, lógicamente, o no entraban del todo en los planes de sus respectivos equipos o pueden permitirse prescindir de ellos y que teóricamente estarán de paso por Mestalla al no tener ninguna opción de compra. Pero era tal la necesidad que tenía el entrenador blanquinegro de parchear un grupo cogido con pinzas desde las ventas de verano, que la incorporación de estos tres futbolistas se da prácticamente por buena por el simple hecho de tener ya más donde elegir, independientemente del rendimiento que a final de temporada vayan a tener.

Quería con cierta exigencia Gracia un defensa central de cierto rango y un centrocampista defensivo que, como ocurría con el deseado Capoue, estuviera ya curtido. Con Mangala desaparecido en combate por cuestiones físicas y sin Kondogbia, las dos demarcaciones se caían por sí solas. Eso era lo mínimo.

Pues bien, Meriton le ha traído un lateral derecho (Piccini) que ha despertado sus dudas por su falta de ritmo aunque nadie duda de que cuando esté bien, seguro que le acaba quitando el sitio a Thierry Correia; un defensa central (Ferro) que apenas tenía hueco en Benfica (y menos tras la llegada de Lucas Veríssimo) pero que aparentemente tiene buena planta física; un centrocampista uruguayo de 24 años (Oliva) que peleaba con su club (Cagliari) por no descender ya que es tercero por la cola y que ha dejado plantado al Eibar; y un atacante de 23 años (Cutrone) que Nuno no quiere por ahora para el Wolverhampton, que tampoco le encajaba a Prandelli para la Fiorentina y que en su día prometía más –cuando estaba en el Milán– de lo que realmente ha demostrado. No es un goleador, pero sí un bregador de ataque y eso a la afición valencianista le ha hecho recordar a Simone Zaza. «Conozco muy bien la historia del Valencia, un club histórico y muy importante. Es un honor para mí estar aquí», decía Cutrone.

Se marcha para hacerle hueco Rubén Sobrino, cedido al Cádiz, al que le queda un año más de contrato como blanquinegro pero que lleva desde que llegó prácticamente en el ostracismo. Gracia no contaba para nada con él y a Cutrone no le será muy complicado mejorar los registros del español, más aún cuando Gameiro entra y sale del once con la misma facilidad que por la enfermería.

Cutrone y Ferro ya están en Valencia. Llegaron ayer y para hoy se espera a Oliva, que negociaba al cierre de esta edición su desvinculación definitiva. Cutrone aterrizaba en Manises a media mañana y el central por la tarde: «Ya estoy aquí» decía ya como jugador blanquinegro. Justo cuando aterrizaba el portugués, Christian Oliva jugaba su último partido con el Cagliari, titular aunque fue sustituido en el 67'. Como hoy se cierra el mercado, pensar que para el Valencia la faena ya está hecha es ciertamente arriesgado. Tanto por un lado –el de las salidas– como por la llegada. Al fin y al cabo, las aspiraciones de Meriton iban más allá de lo que realmente al final ha sido puesto que encima de la mesa se barajaron intenciones tan jugosas deportivamente hablando como la de Winks (Tottenham).